Eco printing y slow fashion: Georgia Madelaire impulsa el cambio hacia una moda amigable con el ambiente y la piel
Ante la urgente necesidad de cambiar la forma en que las sociedades producen y consumen sus bienes, la moda sostenible, que busca ser responsable y respetuosa con la Tierra se presenta como un modelo superador, positivo y posible. Su propuesta se contrapone al fenómeno llamado fast fashion y a la lógica de consumo basada en el “compro-uso-descarto” que éste implica.
En este nuevo modelo de “Moda sostenible”, Georgia Madelaire tiene su propuesta misionera de diseño consciente. Durante muchos años llevó adelante un taller de técnicas decorativas, pero en este momento se encuentra avocada al diseño de indumentaria exclusivamente. Su objetivo es concientizar a través de las redes. Y su ropa es una opción que brinda para que la gente vea que desde la moda se puede colaborar con el cambio.
En un mundo cada vez más alerta a las prácticas de consumo responsable, la diseñadora Georgia Madelaire ha marcado un rumbo hacia una moda sostenible desde Misiones. Con su marca, “Georgia Madelaire, Moda sostenible”, busca educar y proveer alternativas DE slowfashion que desafían el rápido consumo del fast fashion al priorizar materiales naturales, procesos lentos y una producción ética.
Madelaire utiliza telas naturales y tintes ecológicos. Sus prendas son atemporales y hechas a mano. Buscan crear un estilo de vida consciente y responsable con el medio ambiente.
“El fast fashion ha impuesto un ritmo de consumo feroz, con marcas que lanzan colecciones cada quince días. Pero esa velocidad tiene un precio altísimo: trabajo esclavo y daño ambiental”, explicó Madelaire en una entrevista reciente. La diseñadora apuesta por técnicas como el eco printing, un proceso que utiliza hojas y flores para plasmar patrones en telas naturales, y donde cada prenda se convierte en una pieza única, libre de químicos y de impactos negativos para el ambiente.
Georgia trabaja principalmente con algodón y fibra de bambú, una alternativa con beneficios tanto para la salud de la piel como para el entorno. “La mayoría de las prendas en fast fashion están hechas de poliéster, un material que no deja respirar a la piel y que además tiene una enorme carga contaminante. Las fibras naturales, en cambio, son biodegradables, antibacterianas y hasta protegen de los rayos UV”, comentó.
A sus 65 años, Madelaire combina su pasión por el arte y la moda en su taller en Misiones, donde enseñaba técnicas decorativas y ahora se aboca a la impresión botánica y el oxidado solar. Este último es un método donde se coloca metal sobre la tela y se expone al sol, permitiendo que el proceso natural deje impresos patrones únicos. “Es un trabajo artesanal y lento, lo contrario de la moda rápida. Ninguna prenda es igual a otra, cada una refleja algo único de la naturaleza y de quien la lleva”.
Además de brindar beneficios para la piel y el ambiente, Madelaire subraya la importancia de cuidar a quienes producen las prendas. “Para que una remera sea barata, alguien pagó el costo, y muchas veces son personas en condiciones de trabajo indignas, como vemos en talleres clandestinos. En cambio, en la moda sostenible, cada paso del proceso se enfoca en la ética laboral y en una cadena de valor justa”.
Inspirada en documentales como El verdadero costo, que expone el impacto humano y ambiental de la industria textil, Georgia se compromete a brindar una alternativa. Con sus prendas atemporales y hechas a mano, invita a los consumidores a sumarse a una moda que cuida el medio ambiente y a quienes lo habitan.
Con su participación en eventos como la Galería de Autor misionero: “Misiones moda, arte y diseño con conciencia” y el MiDi Fashion Week en Posadas, Madelaire reafirma su misión de compartir una visión de moda ética y consciente, donde cada prenda es una oportunidad para proteger el planeta y valorar el trabajo humano.
Una alerta global
El llamadofast fashion, es ese modelo de producción que prioriza la inmediatez del consumo por sobre el bienestar del planeta y de las personas y que ha contribuido a que la naturaleza no llegue, por ejemplo, a regenerar los recursos demandados por la humanidad en el período de un año, lo que se conoce como sobregiro ecológico de la Tierra.
De acuerdo con cifras de la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible y la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) recogidas en una publicación en 2021, el impacto negativo de la industria textil representa:
• 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI);
• 215.000 millones de litros de agua al año;
• 500.000 toneladas de microfibra desechadas en el mar
• 20% de las aguas residuales del mundo.
La Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible también señala que el modelo laboral de dicha industria resulta insostenible: “Dado su tamaño y alcance global, las prácticas no sostenibles dentro del sector de la moda tienen impactos importantes en los indicadores de desarrollo social y ambiental. Sin cambios importantes en los procesos de producción y patrones de consumo en la moda , los costos sociales y ambientales del sector seguirán aumentando”, advierte en su sitio web.
La contracara a la fast fashion es la moda sostenible. Así lo define la periodista e investigadora especializada en consumo, sostenibilidad y cultura, Brenda Chávez. En su libro Tu consumo puede cambiar el mundo: El poder de tus elecciones responsables, conscientes y críticas (Planeta, 2015), la autora define a la moda sostenible como sentido común, como un signo de humanidad e, incluso, como una forma de pensar el futuro.