Los ríos del mundo tuvieron el año más seco en tres décadas
Inter Press Service – El año 2023 fue el más seco para los ríos del mundo en más de tres décadas, dato que descuella en un panorama de creciente escasez y estés hídrico que incluye a América Latina, indicó un informe divulgado este lunes 7 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, expuso que “los recursos hídricos son un indicador de peligro del cambio climático. Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías”.
A raíz del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado, lo que lo ha vuelto más irregular e impredecible, lo que se traduce en menos agua disponible para las comunidades, la agricultura, la generación de energía y los ecosistemas.
El informe “State of Global Water Resources (Estado de los Recursos Hídricos Mundiales) señala que, en los últimos cinco años consecutivos, los flujos fluviales han sido muy inferiores a los normales, y los flujos de entrada a los embalses han seguido una pauta similar.
Por otra parte, en los últimos 50 años, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de masa registrada hasta la fecha, y 2023 fue el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con glaciares experimentaron pérdidas de hielo.
Dado que 2023 fue el año más cálido del que se tiene constancia, las elevadas temperaturas contribuyeron a prolongar las sequías.
No obstante, también se produjeron numerosas crecidas a nivel mundial. Los fenómenos hidrológicos extremos se vieron influidos por condiciones climáticas naturales, la transición de La Niña a El Niño a mediados de 2023, así como por el cambio climático inducido por el hombre.
La Niña y El Niño son fenómenos de incremento -alternativo en distintos años- de vientos fríos y cálidos sobre el Pacífico ecuatorial que impactan los regímenes de lluvias y sequías en varias regiones del planeta.
Saulo dijo que con la aceleración del ciclo hidrológico “nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua. Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que favorece las precipitaciones intensas. La evaporación más rápida y la desecación de los suelos empeoran las condiciones de sequía”.
También la fusión de la nieve y los glaciares “pone en jaque la seguridad hídrica a largo plazo de muchos millones de personas. Y, sin embargo, no estamos adoptando las medidas urgentes necesarias”, agregó la secretaria general de la OMM, basada en esta ciudad suiza.
“A pesar de todo ello, es muy poco lo que se sabe sobre el verdadero estado de los recursos mundiales de agua dulce, y no podemos gestionar lo que no medimos”, puntualizó Saulo, al presentar el informe como una contribución para mejorar el monitoreo, intercambio de datos, la colaboración transfronteriza y las evaluaciones.
El informe destacó que América Central, Argentina, Brasil, Perú y Uruguay se vieron afectados por una sequía generalizada, lo que provocó una pérdida de tres por ciento en el producto interno bruto de Argentina, por ejemplo.
Se registraron los niveles de agua más bajos observados hasta la fecha en el Amazonas, cuya cuenca abraca gran parte de América del Sur, y en el lago Titicaca entre Bolivia y Perú.
La sequía redujo las condiciones de descarga fluvial en 2023, y en todo el continente americano se observaron caudales inferiores a los normales.
Los niveles de humedad del suelo por debajo o muy por debajo de lo normal predominaron en vastos territorios de todo el mundo y América del Norte y América del Sur presentaron condiciones especialmente secas entre junio y agosto.
Durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2023, América Central y América del Sur, especialmente Brasil y Argentina, se enfrentaron a una evapotranspiración real muy por debajo de lo normal. En México, esta situación persistió casi todo el año debido a las condiciones de sequía.
En los últimos cinco años consecutivos, los flujos fluviales han sido muy inferiores a los normales, y los flujos de entrada a los embalses han seguido una pauta similar.
Actualmente, 3600 millones de personas carecen de suficiente acceso al agua, por lo menos durante un mes al año, cifra que previsiblemente aumentará hasta superar los 5000 millones de aquí a 2050, según datos de ONU-Agua.
Y el mundo dista mucho de alcanzar el ODS6, entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible referidos al año 2030, sobre agua limpia y saneamiento para todos.