Papeleos

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El 20 de mayo Luis Pagani tomó la decisión de invertir 20 millones de dólares en Misiones en una nueva línea de producción de bolsas en la planta de Papel Misionero. El anuncio, que se venía negociando desde tiempo antes con enorme sigilo, sacudió el escenario económico en Misiones y tuvo una enorme repercusión en todo el país. Arcor es una de las principales multinacionales de la Argentina y eligió a la tierra colorada en momentos en que en el país no abundan las inversiones y escasean las buenas noticias. 

El dato económico se impuso a las lecturas políticas que todavía se hacían de las elecciones legislativas en Misiones, que ratificaron el modelo misionerista que lidera la Renovación. 

Espero pronto estar por ahí”, dijo Pagani en la teleconferencia en la que confirmó las inversiones. Fue en una reunión con el ministro de Industria, Nicolás Trevisán, el de Hacienda, Adolfo Safrán y el titular de la Agencia Tributaria de Misiones, Rodrigo Vivar, además de los ejecutivos locales de Papel Misionero. 

Antes de sellar el acuerdo Pagani hizo un comentario clave: “¿Cómo está el sistema sanitario? Me dijeron que se trabajó bien en la pandemia”. Ante el equipo económico, eligió preguntar por la salud. 

Esa sencilla pregunta fue celebrada por el Gobierno provincial. La infraestructura sanitaria, aumentada exponencialmente en tiempos de pandemia, se convertía en un activo económico nada menos que para atraer una inversión millonaria que se disputaban otras provincias.

La inquietud del mítico CEO de Arcor también ahuyentó otros fantasmas en materia económica. Otras provincias ofrecían exenciones impositivas. Misiones no. De hecho, las pasteras y papeleras tienen uno de los gravámenes más altos de Ingresos Brutos: 6,5%. 

Tampoco influyó en la decisión de Arcor que Misiones haya comenzado a regular el precio de chip y madera. 

Esos fantasmas son agitados insistentemente por diversos actores locales que vaticinaban un colapso del sector forestal por el aumento de los precios de la materia prima. Lejos de eso, el sector forestal vive hoy un boom inédito de demanda interna y con exportaciones récord como no se ha visto en los últimos quince años, desde antes del estallido de la burbuja hipotecaria en Estados Unidos, como señaló el presidente de la Federación Argentina de la Industria de la Madera, Román Queiroz. 

La Amayadap, la otra gran entidad de Misiones, negocia contrarreloj para lograr que se atienda con prioridad la demanda de rollos de Misiones y Corrientes y admite la necesidad de “pagarle también al cosechador lo que corresponda” para que “el negocio de la cosecha sea rentable”. Justamente el objetivo perseguido por el Instituto Forestal Misionero, tan vilipendiado desde sus primeros pasos el año pasado, cuando se puso a la tarea de mejorar la rentabilidad de todos los eslabones de la cadena forestal. 

Una de las amenazas que se hacían ante la idea de regular los precios de la materia prima, era que las inversiones iban a evitar a Misiones. Por el contrario, Papel Misionero comprará más materia prima para alimentar su nueva línea de producción.

Arcor termina eligiendo a Misiones por varios motivos. “Por la cercanía de acceso a la materia prima (ventaja comparativa con otras provincias), una infraestructura vial moderna, con la que Misiones aventaja a otras provincias con igual provisión de materia prima y una infraestructura sanitaria, que garantiza buenos servicios de salud para el personal que se contrate”, detalló el ministro de Hacienda, Adolfo Safrán. 

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Otro detalle que jugó a favor de Misiones fue el desarrollo humano. La propia empresa y la Universidad Nacional de Misiones están capacitando a jóvenes en una tecnicatura en celulosa, que tendrá ya su segundo cohorte. De allí saldrá buena parte de los 100 trabajadores que se estima tomará la empresa en esta primera etapa. Puede haber una segunda. Incluso con una mayor inversión. La de Misiones fue la más importante de la empresa en los últimos años. 

Con la nueva línea de producción de Papel Misionero, Misiones también ampliará su plataforma exportadora, dominada por la pasta celulósica de la mano de Arauco, el otro gigante forestal. El objetivo de Arcor es sustituir importaciones y comenzar a exportar bolsas para cemento, cal, harina o azúcar. 

Con la producción misionera, Arcor ampliará 80 por ciento la oferta de bolsas de la empresa y además subirá un escalón en la escalera productiva, con tecnología de punta. Pasará también a la lista de principales empleadores: actualmente tiene 300 trabajadores. Sumará cerca de 100.

La inversión de Arcor echa por tierra las teorías que demonizan la intervención estatal en la economía. Cuando el gobierno de Mauricio Macri impuso un pacto fiscal que bajaba impuestos a las industrias, Misiones resistió la reducción de tributos a la industria celulosa entendiendo que el uso de suelo y agua tenía que tener un costo relevante en una tierra que hace gala del cuidado de su biodiversidad. Cuatro años después, caído el pacto fiscal de Cambiemos, Misiones mantiene una política fiscal que le permite ser la única con crecimientos reales en medio de una economía nacional deprimida. 

En mayo, Misiones volvió duplicar su recaudación propia respecto al mismo mes del año anterior y estableció un hito en valores absolutos: totalizó $5.094,1 millones, superando por primera vez el techo de los cinco mil millones de pesos. La recaudación creció 111,7% interanual medida en pesos corrientes. A su vez, descontando el  efecto de la inflación, el alza en moneda constante fue del 40,2%. 

Así, Misiones acumula trece meses de expansión real de sus recursos propios, y  continúa siendo líder nacional en este punto. La estructura fiscal es la misma, pero se aceleró el ritmo de la actividad económica, sostenido por una política sanitaria que fue mucho más eficaz que en otras latitudes. Pero la política fiscal forma parte del ADN de la Renovación, que desde su génesis buscó autonomía económica, lo que, en definitiva, es autonomía política. .to inédito  de la recaudación misionera tiene un correlato en una mayor “autonomía” fiscal: en mayo de 2018, la recaudación provincial equivalía al 35% de las transferencias automáticas  de recursos de origen nacional que recibió ese mismo mes la provincia; en mayo de  2019, fue del 30,2%; en mayo de 2020 de 44,9%, y finalmente, en mayo 2021, ya equivale al 57,4%. En este punto, es la provincia con la mayor autonomía fiscal de todo  el NEA y del norte grande. 

La política fiscal no frena inversiones. La caída de la demanda las espanta. Dass acaba de sumar más de cien empleos desde la visita de Alberto Fernández y espera llegar a 500 trabajadores a fin de año. Nike comenzará a producir en Eldorado en los primeros días de julio. Beira Río está a punto de confirmar la instalación en Misiones de su primera planta fuera de Brasil. Esos son los externos. Hay varias inversiones internas que también son millonarias, pero tienen menos prensa. 

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La yerba mate también vive un alentador presente. El precio del “mercado” está muy por encima de los valores oficiales y la producción vive un momento en auge. En este escenario, el Instituto Nacional de la Yerba Mate tomó una decisión que tomó desprevenida a la industria misionera y a Corrientes, donde dominan Las Marías y la cooperativa Playadito. ¿Qué hizo el INYM? A instancias de la producción decidió regular futuras nuevas plantaciones y que cada productor sólo pueda sumar cinco hectáreas por año y replantar hasta un dos por ciento para recambiar yerbales viejos. 

El argumento para la regulación es atendible. En tiempos de bonanza, aparecen jugadores externos que se lanzan a plantar acicateados por los precios altos. En la zona norte ya comenzaron, lo mismo que en la zona de San Ignacio. En Corrientes otro tanto. En el INYM calculan que sin regulación, el año que viene podría haber diez mil hectáreas más de yerba mate. En el corto plazo, la sobreoferta tiraría abajo los precios y, lo que es peor, se profundizaría la concentración que se hizo evidente en otro ciclo, el de la crisis de los 90, que se fagocitó a pequeños productores. Desde esa perspectiva, la regulación busca proteger a los menos poderosos de la cadena productiva. 

Las quejas no tardaron en llegar ante la regulación impulsada por los productores. La Cámara de Molineros hizo público su rechazo y advirtió que no fueron consultados, sino que se encontraron con la medida que ya había sido consensuada por los productores. Pero en realidad, la sobreproducción es un problema que sobrevuela al sector yerbatero desde hace varios años. En 2017, a contramano incluso de la prédica de Macri que quería desregular totalmente el mercado yerbatero, el INYM, entonces comandado por Alberto Ré, firmó una resolución por unanimidad -el representante correntino se oponía, pero estuvo ausente- que pretendía limitar nuevas plantaciones durante los años 2017, 2018 y 2019. La resolución fue firmada por los cooperativistas, secaderos e industriales y contó con el aval de Ré, representante del Poder Ejecutivo nacional, que, sin embargo, terminó desatendiendo el pedido misionero. Cuatro años después, el problema seguía sin resolver. Los ciclos son llamativos. En 1991 el superpoderoso Domingo Cavallo disolvía la Comisión Reguladora de la Yerba Mate, un organismo que fijaba precios y trataba de mantener en equilibrio la cadena productiva. En 2001 la crisis evidente hacía eclosión en el histórico tractorazo. Veinte años después, algunos protagonistas de esa protesta, lograron una nueva medida para custodiar a quienes están en los primeros escalones de la escalera productiva: los registros reflejan que sobre 9.983 productores, 6.471 entregan hasta 60.000 kilos de hoja verde por año, es decir son pequeños productores.

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