Gonzalo Sarasqueta sobre las campañas: “Estamos ante un fenómeno de mayorías cotidianas”
Año de elecciones, últimos meses de Gobierno del autoproclamado “mejor equipo de los últimos 50 años”, mucha tela para cortar y nadie mejor para analizar los contextos comunicacionales que Gonzalo Sarasqueta. Como el rompecabezas de una Argentina fragmentada, Sarasqueta abordó sin temor, los millennials, la grieta, la oposición, el discurso de Cambiemos, las redes, el posible Bolsonaro argentino y hasta nos dio algunos tips ¡Atentos candidatos!
Gonzalo es profesor coordinador del Posgrado Comunicación Política de la Universidad Católica Argentina. Está en Misiones como disertante del Primer Encuentro Binacional de Comunicación Política que se desarrollará en Posadas y Encarnación este jueves y viernes, respectivamente.
-Un tip para el candidato o candidata de esta época…
-Fácil: Es tiempo más de escucha que de habla. Si el político no entiende que el ego del ciudadano es otro, que quiere participar….entonces va a fracasar. Esta es una época, de lógica conversacional. Si no entendemos eso, escuchar… escuchar en serio; comprometerse con lo que plantea el vecino; en este contexto, el segundo paso es la interacción, que el vecino escriba tu historia política.
-En este contexto de inmediatez, de redes, de posverdad, ¿cómo se elabora un discurso?
-Tenemos un contexto marcado por la temporalidad fugaz; contexto marcado por la economía de la atención, cada vez prestamos menos atención; es un contexto con mucha competencia de mensajes. En este escenario, el mensaje debe ser simple, breve, contundente y a la vez creativo. Son las cuatro características a la hora de construir un mensaje. Esto implica un esfuerzo importante. Es el desafío de decir mucho con poco. Nosotros trabajamos la estructura en un minuto (TEP) Título- Explicación- Propuesta.
Nos toca una época de brevedad.
-Millennials ¿Cómo comunicar un mensaje político a esa generación?
-Roberto Lavagna con medias. Esa foto anda bien para millennials porque es una foto espontánea. Los millennials valoran la espontaneidad. No piden tanto papeles. Tienen otro ego. Quieren participar, no quieren escucharte a vos. Está educado en el ida y vuelta. Si les vas a dar discursos, lo vas a perder a los 20 segundos. Tenés que hacerlos sentir parte. No se puede entender a la política con la figura del militante sino con la del activista; que es más laxo, menos comprometido, pero puede hacer un posteo, poner un like. Definitivamente hay que darle otro papel, uno con protagonismo.
-Las redes sociales, ¿realmente mueven una elección?
-Las campañas tienen tres arenas: mediática, territorial y de redes. Tenes que ganar las tres. La redes generan climas y los climas ganan o pierden elecciones.
La entrevista giró en torno al análisis de los discursos, cómo pensarlos en tiempos donde la verdad no pareciera ser tan importante; cómo interpretar el cambio postural del presidente Macri y cómo proponer una oposición en tiempos de grieta.
-¿Cómo comunicar en tiempos de Posverdad?
-Con las redes sociales, la diferencia entre ‘ciberdemocracia’ y ‘teledemocracia’, es el carácter de lo inmediato. Sin embargo la ‘teledemocracia’ continúa marcando la preponderancia de la imagen. Ahora existe más un idea de reciclaje constante que acelera los tiempos de la comunicación.
Ejemplo de que estamos frente a una agenda ‘líquida’; en vez de tener una portada de un diario, con un tema por día, hoy tenés cinco portadas por día. Es decir cinco temas importantes para debatir por día. Los tiempos se aceleran y tenemos mas temas para digerir.
Al ruido informativo de medios tradicionales, hay que agregarle el contenido de todos los individuos. Tenes ‘prosumidores’, productores y consumidores. Eso genera saturación.
–El debate público ¿dónde se expresa? ¿En los Mass Media o en la redes?
-Estamos en una transición. Donde conviven elementos de la TV, radio, prensa y entran ingredientes de las herramientas 2.0.
Podemos ver el kirchnerismo en la imagen de Cristina en una atril en la plaza de Mayo; o a Cambiemos con el timbreo, su caballito de batalla comunicacional, que tiene la lógica inversa. El pueblo no tiene que ir al espacio público, sino el político va al espacio privado y el líder es horizontal que toma mate en la casa del ciudadano. Eso no es sin querer, Cambiemos tuvo olfato. Entre esos dos estilos conecta mejor con la ciberdemocracia, este donde se pierde la frontera con el representante y el representado.
– La grieta ¿paga o no paga? ¿Hay posibilidad de una tercera vía?
-Una campaña es una batalla narrativa. Tenés un relato del oficialismo (Cambiemos) que tiene narrativa activa y adelante, un contrarrelato, el de los opositores que es más reactivo, crítico; y muchos microrelatos. Lo particular de este escenario es que hay contrarrelatos. El Gobierno actúa como oposición en lo comunicacional. La batalla comunicacional del Gobierno es contra la corrupción de un gobierno que terminó hace cuatro años. El clivaje, el eje del gobierno es transparencia vs. corrupción que me parece algo para parar las antenas, es muy curioso. Y el kirchnerismo, parado en la vereda de enfrente critica al Gobierno. Tiene argumentos para el contrarrelato. Ahora, ¿cómo responde la ciudadanía y si hay posibilidad de síntesis, es todo un tema.
Una tercera alternativa tiene que aprender que no se puede polarizar con dos al mismo tiempo. Porque el ciudadano, el que no lee los diarios todos los días, tiene un esquema de análisis más sencillo, que es el binario. Es Boca contra River. Ese es el esquema de interpretación. Esa tercera oferta, tendría que buscar la forma de polarizar contra el partido de la grieta. Terminemos con el negocio del partido de la grieta porque están llevando el país a la ruina. Mientras intentes triangular, va a ser difícil.
-En este escenario comunicacional y social particular, tenemos el candidato oficial: Macri ¿La oposición tiene tiempo de presentar un candidato presidenciable?
Depende del candidato. Los tres que veo, Cristina, Massa y Lavagna. Cristina y Massa, cuando hablan suben en imagen negativa. Cristina suma desde el silencio. Eso al Gobierno le pone nervioso, si no habla le sacan las escuchas. Lo que sea para tenerla en el escenario. Massa tiene un problema de credibilidad. Estuvo demasiado volátil, no tiene un plan coherente. El tercer candidato, Lavagna, está jugando con el factor suspenso, generar expectativas y aparecer sobre el final.
Hay tiempo, en esa aceleración de la información. Estamos ante un fenómeno de mayorías cotidianas. No alcanza que tengas el carnet del radicalismo. Tenemos que formar mayoría todas las semanas y mantenerlas. Este 40 por ciento que quedó fuera (de la polarización Macrismo-Kirchnerismo) es el más volátil.
La oposición tiene tiempo, más si Cristina no se presenta. Puede magnetizar el voto peronista.
-¿Cuál sería un buen slogan para este candidato tercera posición?
–Contra la grieta y a favor de la Argentina. Es necesario, sin caer en nacionalismo torpe. Es momento, de poner en un nivel superior a la Argentina. Las desigualdades son más profundas. Los índices macroeconomicos son negativos, hay más deuda, más inflación. Hay que conseguir consensos mínimos. Argentina tiene que construir esa autopista. La democracia no es solo conflicto, es también consenso.
-Analicemos el discurso de Macri. Este año hubo un cambio, está más enojado, ya no sólo confrontado con el kirchnerismo sino con los “70 años de populismo”…
-Activación, Refuerzo, Conversión: el esquema de una estrategia de campaña. En este caso, la situación económica es tan dura, que Cambiemos sólo puede aprovechar el refuerzo, que es cuidar su tercio. Es lo que se asocia al anti-peronismo en Argentina. Tuvo que ir a buscar una fractura más histórica, la de peronismo- antiperonismo. Ya no son los 12 años, sino los 70 años en que se robaron todo. Lo cual tiene un aroma medio épico mesiánico porque viene a arreglar un problema de siete décadas. Con lo cual no sólo necesita cuatro años, sino más tiempo. Ellos dicen que esa tragedia de 70 años se llama populismo.
(Ese discurso) Es la última herramienta que tiene.
-Pasando a un fenómeno reciente en la región ¿Puede gestarse un “Bolsonaro” en Argentina?
-(Jair) Bolsonaro (Presidente de Brasil), como muchos creen, no es un ‘outsider’ de la política. Conoce muy bien las escaleras del poder. Muchos años fue diputado. Más allá de eso, en Argentina, veo difícil la aparición de un personaje así. Argentina tiene una población muy politizada. Tiene que haber una gran crisis de representación para erosionar las identidades del 60 por ciento, que a veces son conscientes y otras no, de su identidad política. Tiene que haber una crisis muy fuerte. No puedo hacer ‘futurología’, pero no veo lugar para alguien como Bolsonaro que hace apología de sentido común. El argentino tiene un filtro.