La oferta de certezas
El Presupuesto 2020 elaborado por el gobernador Hugo Passalacqua marca la continuidad de un rumbo que prioriza la contención y el desarrollo social en tiempos de incertidumbre económica. Misiones es el contraste de la falta de certezas que domina el escenario nacional, no solo por el interrogante sobre el futuro presidente, sino por la capacidad de recuperar la actividad económica que tenga el sucesor o el mismo Mauricio Macri.
Los números dicen mucho más de lo que muestran. El aumento del 25 por ciento en relación con el presupuesto vigente es apenas un dato. Los más salientes, en cambio, aparecen cuando se analiza dónde se pone el acento: las áreas sociales alcanzan un récord del 58,09 por ciento de los casi 103 mil millones de pesos. Pero además, el presupuesto de Salud crece 64,3 por ciento en comparación con el proyecto 2019, lo mismo que los recursos destinados a Bienestar Social. Educación se llevará el 30 por ciento del total de las partidas, con un aumento del 38,82 por ciento y el dinero destinado al Desarrollo de la Economía crece también 65,89% para llegar a los 17 mil millones. Educación, Salud y Desarrollo Económico, los ejes de la distribución de recursos en lo que será el mandato de Oscar Herrera Ahuad, que ya anticipó un fuerte impulso a las chacras, donde, entiende, hay una riqueza que puede transformar la economía provincial.
Herrera Ahuad continuará el trazo grueso dejado por Passalacqua, quien cierra un ciclo de gestión con una imagen por el techo que consolida la confianza en el proceso electoral que tendrá su próximo capítulo en dos domingos.
Passalacqua tuvo la virtud de haber sabido llevar el barco casi sin sobresaltos en medio de una tormenta feroz, cuyas consecuencias todavía no se perciben en su totalidad.
La agonía de la recesión se extiende a casi todos los sectores de la economía y solo el campo trajo algo de alivio logrando torcer meses de caídas consecutivas. Pero no se debe confundir el crecimiento de la economía en mayo -2,6 por ciento- con el primer paso de la recuperación. El resto de los principales sectores sigue sin reacción, con profundas caídas interanuales. La construcción, la industria y el comercio, los más dañados. El campo, en cambio, muestra su cosecha récord.
Pero el empleo sigue en picada. En el último año se perdieron 217.100 empleos en blanco. Desde diciembre de 2017, en pleno gobierno de Macri, la caída es de 303.100 empleos. En Misiones, en los últimos doce meses, la pérdida de puestos registrados fue de 2.900 empleos y hay 108 mil puestos privados, siete mil menos que en octubre de 2015. El empleo privado está en los mismos niveles que 2013 y el salario perdió contra la inflación doce meses.
Sin embargo, se vive una campaña casi sin datos. O sin que importen los datos. Cambiemos está consiguiendo transitar el camino electoral sin que el derrumbe económico sea un tema central de discusión. Con la ayuda de los medios porteños, el extenso debate por Pindonga y Cuchuflito pasó a ser “un ataque a las pymes” en lugar de una denuncia de la caída del poder adquisitivo de la clase media, como quiso mostrar la candidata a vicepresidenta Cristina Fernández.
Es rara esta campaña. Nadie habla de propuestas. Ni oficialismo ni oposición. El Gobierno se contenta con atajar los datos negativos por lo menos hasta después de las PASO y rogar que se anticipe un veranito. El Fondo Monetario Internacional juega a favor, pero por las dudas, también se ataja por la posibilidad de que sea el propio Macri quien deba renegociar el pacto ante la imposibilidad de cumplir con las metas de ajuste.
El último informe sobre la economía global es elocuente: “(…) Asimismo, la inflación subyacente se ha situado por debajo de los promedios históricos en muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo, salvo en contados casos, como los de Argentina, Turquía y Venezuela”. Casi somos Venezuela.
“La proyección de crecimiento para 2019 se revisó ligeramente a la baja con respecto al informe de abril, y ahora para 2020 se prevé una recuperación más moderada”, agrega. La recuperación más moderada sería del 1,1 por ciento y contradice la promesa de Nicolás Dujovne de un rebote de 3,5 por ciento para el año próximo.
El otro dato del FMI es que ubica a la Argentina y a Turquía en la lista de economías más riesgosas del mundo.
No hay exageración. Para la consultora Bloomberg, Argentina es la economía más vulnerable del mundo, por encima de Turquía.
¿Por qué dice esto Bloomberg? Cuestiona un muy elevado ratio (40,5%) de deuda externa de corto plazo sobre el PBI, una desviación de 35,8 puntos porcentuales de inflación por encima de la meta abandonada en septiembre (10%), un muy bajo ratio de Reservas Internacionales de cobertura (solo 85,9%, frente al 159,9% de Brasil por ejemplo) , un déficit de cuenta corriente del 2% del PBI y una pobre efectividad del gobierno.
Del otro lado, Alberto Fernández perdió el ímpetu inicial y dedica demasiado tiempo a pelear con periodistas o explicar su relación tortuosa con Cristina. Cae en el juego con una pasmosa rapidez.
Los argentinos, sobre todo quienes no militan la grieta, se preguntan qué pasará después de las elecciones. ¿Cuál es el plan? ¿Hacer lo mismo pero más rápido como prometió Macri? ¿Acelerar la pobreza, el desempleo, las reformas jubilatorias? O, por el contrario, barajar y dar de nuevo, como propone el Frente de Todos.
En Misiones la campaña va por otro lado. La Renovación está concentrada en imponer el mensaje de la boleta corta y garantizar los votos con el argumento del misionerismo. El misionerismo necesario para plantarse a la Nación y sostener las demandas como la compensación económica por años de atraso en el reparto de recursos.
También hay una dinámica curiosa. La oposición juega su propio partido y prácticamente da por perdido el terreno local ante la Renovación. El objetivo es sumar para la Nación, para Mauricio, para Cristina.
Cambiemos prácticamente no hace campaña, salvo algunas caminatas del radical Ricardo Andersen y algunas reuniones de Pedro Puerta. Alfredo Schiavoni se enfoca en lo institucional y en retener los votos de junio.
La Renovación, en cambio, no descansa en su medio millón de voto. Está militando intensamente y ahora salió a la cancha Néstor Pitana, el cuarto candidato a diputado nacional de la boleta corta. En los últimos actos se pudo apreciar el acierto de su elección. No para de recibir pedidos de autógrafos y todos quieren una foto con él.
En Capioví se le escuchó su primer discurso de campaña. Pero antes hizo de las suyas. Sentado en al costado del escenario, no le gustaba el audio del salón, por lo que fue a hablar con el sonidista y él mismo sugirió correcciones. Antes de subir al escenario se sacó la campera y dijo que lo hacía porque sentía el calor de los misioneros.
En el trayecto no paró de saludar y fotografiarse con militantes y dirigentes. Se mostró sorprendido por el escenario tipo 360 y mostró sus conocimientos musicales: “Es más para Daddy Yankee que para un discurso político”. Rompió el hielo y se mostró como es. Prometió llevar al Congreso la voz de los misioneros y aseguró que si la oposición cuestionaba el misionerismo, es señal de que se está por el buen camino. “La única camiseta que tengo puesta es la de Misiones”, reiteró el árbitro que tendrá acción este lunes en el nuevo torneo de la SuperLiga argentina.
En la Renovación hay sensaciones encontradas. Se sostiene el entusiasmo de junio, pero muchos se preguntan cuánto influirá la polarización que promueven Macri y Cristina. De todos modos, explican algunos dirigentes, si se retiene buena parte de los votos de junio, será la oposición la que estará en problemas para acceder a una banca. El piso para una rondaría los 130 mil votos, cifra que está más cerca de Cambiemos que del peronismo y su sociedad con los 50 mil del partido Agrario y Social. Descontando, claro, el efecto arrastre que pueda generar cada uno.
Por eso, muchos consideran que la campaña real comenzará recién el 12 de agosto, cuando haya que poner primera rumbo a octubre. Hay encuestas que revelan que los misioneros no parecen estar metidos en la campaña nacional. Ninguno seduce demasiado, aunque es Cambiemos el que más debe esforzarse por conseguir simpatías.
Por eso mismo, la Renovación se esmera en la campaña por la boleta corta. Sabe que tiene una oportunidad inédita que se puede conquistar en medio de la disputa de una grieta que en Misiones no existe. El Gobierno mantiene aceitadas relaciones con todos los sectores y donde hay una crisis, acude rauda la mano del Estado. Pasó esta semana con los tabacaleros: mediante gestiones del mismo Herrera Ahuad y el ministro saliente del Agro, José Luis Garay, se desactivó un latente conflicto por un grupo que podría quedarse fuera de las cooperativas y sus beneficios, especialmente la obra social. ¿El motivo? Entregan poco, en algunos casos, casi nada, de tabaco a las cooperativas. A veces compran algunos fardos solo para cumplir y garantizar la cuota de la obra social. Se acordó que los productores tendrán que entregar en boca de acopio al menos 700 kilos. Los que no, serán asistidos por el Estado y el sistema de salud.
En el otro extremo, el gobernador Hugo Passalacqua decidió sepultar una polémica resolución de la Dirección General de Rentas que obligaba a todas las empresas a convertirse en agente de retención de Ingresos Brutos, lo que aumentaba costos y, sobre todo, innecesaria burocracia a un productor pequeño que tenía que comenzar a tributar en el régimen de la mera compra. Después de escuchar los reclamos durante la campaña, el propio Herrera Ahuad se comprometió a revisar la norma y esta semana se conoció el decreto que dio por cerrada la discusión.