Mucha riqueza en manos de muy pocos

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El 82% de la riqueza mundial está en manos del 1% más rico. Los datos surgen del informe presentado por la ONG Oxfam, “Premiar el trabajo, no la riqueza”. “Los países en desarrollo pierden 100 mil millones de dólares cada año por la evasión de impuestos a través de paraísos fiscales”, dice la directora de Oxfam, Winnie Byanyima para quien el boom de millonarios en 2017 no es un signo de prosperidad de la economía sino un síntoma del fracaso del sistema económico. “Es un dinero que debería destinarse a la educación, la salud y los empleos de los jóvenes. Pero está escondido en paraísos fiscales sin gravamen”, agrega Byanyima.

Alrededor de 7,6 billones de dólares, pertenecientes a una minoría privilegiada, están ocultos en el entramado de paraísos fiscales, señala el informe de la ONG.

Oxfam también afirma que el multimillonario presidente de los EE.UU. Donald Trump, quien asistió a la cita WEF en Davos, es uno de los culpables de profundizar la desigualdad. La presidencia de la OMG recuerda que, tras una campaña electoral en la que se prometió ayudar a la sociedad con una economía justa, Trump nombró un gabinete formado por multimillonarios, que concentran la misma cantidad de recursos que 100 millones de estadounidenses. La reforma fiscal aprobada por el Congreso de EE.UU., recorta el impuesto a las grandes corporaciones y a las grandes fortunas.

Las mujeres y los jóvenes son las víctimas de esta desigualdad, resalta el informe. Los trabajadores son los que están en la base de esta pirámide económica: ellas ganan menos que los hombres y están sobre representadas en los empleos peor remunerados y más precarios. La brecha salarial entre hombres y mujeres es el mundo es del 23%. Asimismo, el futuro de los jóvenes es incierto. Además de sufrir las consecuencias de empleos precario, temporales, parciales y mal pagados, no cuentan con una perspectiva a futuro que les permita ser positivos respecto a su vida laboral e igualdad de oportunidades. El salario anual obtenido por un joven de 26 años que accede por primera vez a un empleo es hoy un 33% inferior al ganado en 2008.

La tendencia de esta concentración de la riqueza en pocas manos es similar en otros rincones del planeta. En América Latina y el Caribe, en 2017 el 10% más rico de la población concentra el 68% de la riqueza total, mientras el 50% más pobre solo accedía al 3,5%.

POBREZA EN ESTADOS UNIDOS: como vivir en Escobares, la ciudad más pobre del país más rico del mundo. En el corazón de la “América profunda”, Escobares City (Texas) es la ciudad más pobre en el país más rico del mundo. Emplazada a la orilla del Río Bravo-frontera natural que separa a México de Estados Unidos- nunca aparece en un ranking de las urbes más pobres de Estados Unidos porque con sus 2.512 habitantes, suele ser considerada demasiado pequeña para contarla en las estadísticas. Pero si consideramos todas las ciudades estadounidenses con menos de 1.000 personas, Escobares es, por lejos- la que lidera la lista, con un 62,4% de su población viviendo bajo la línea de pobreza, según la Oficina del Censo. “A veces no hay para comer. Gracias a Dios que tengo familiares que me invitan un plato, pero me da vergüenza”, cuenta Débora Hernández, ciudadana estadounidense, nacida y criada en un territorio donde ya no hay cowboys, ni actividad ganadera que mueva la economía local. No habla inglés y apenas sabe leer. “Tuve siete hijos y seis se me murieron. Me queda Berenice, que por suerte un doctor me la salvó”. ¿y de qué murieron sus hijos?. Pos no sé. Nunca me dijeron de qué murieron, ni me dieron un papel. Yo creo que los mataron los doctores”, dice hablando tranquilamente, pero sin ninguna prueba. Ella no sabe. No sabe realmente que fue lo que pasó. Quizás fue una enfermedad genética, quizás su propia negligencia. No sabe y probablemente nunca lo sabrá porque tampoco entiende mucho de estas cosas. Cuando era pequeña le enviaron a una escuela para niños con necesidades especiales y, aunque terminó la primaria, cuenta que no aprendió nada. Básicamente, Débora no tiene claro como funciona el mundo. Y ahí está con su marido desempleado desde octubre, con su Berenice de tres años con el techo de la cocina que le llueve, con la casa hecha un desastre por dentro, preguntándose si las cosas algún día serán diferentes.

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“Hay que salir de aquí…o no comemos”. Además de unos comercios que funcionan a la orilla de la carretera 83 (que une Laredo con Harlingen, en el Valle del Río Grande), no hay fuentes de trabajo en Escobares. Entonces la gente va a buscar empleo fuera de la ciudad. “A los que tenemos papeles, nos sale trabajo para el norte”, cuenta Homero Rosales. “Lo malo es que hay que dejar a la familia abandonada por uno, dos o tres, meses. Pero eso es lo que hay que hacer, hay que salir de aquí…o no comemos”. Padre de cuatro hijos, Homero trabaja en la ciudad de Pecos, a unas nueve horas de Escobares, construyendo oleoductos petroleros en el oeste de Texas. “No más salió de la escuela, mi hijo mayor fue a trabajar conmigo porque aquí no hay nada”. Los que no se van a trabajar en los oleoductos, ni consiguen algún empleo en las ciudades vecinas, viven de las llamadas “estampillas”, una ayuda social para comprar alimentos. Otros trabajan un par de meses y luego cobran seguro de desempleo. Como sea, cada quién se las arregla para salvar el día a día, en un lugar del mundo donde no hay transporte público, ni hospital ni servicio de urgencia. A miles de kilómetros de Wall Street, pero bajo la misma bandera. Con gigantescos contrastes, estados Unidos tiene una tasa oficial de pobreza del 12,3%, que afecta a cerca de 40 millones de personas. “La mayor concentración de pobreza está en el sur del país”, le explica a BBC Mundo, Rakesh Kochhar, investigador del Centro de Estudios Pew Research Center en Washington. Los estados más pobres son Misisipi, Luisiana y Nuevo México, mientras que a nivel técnico, “los hispanos y la población negra han tenido históricamente mayores tasas de pobreza”. Hace 13 años Escobares City no existía. En 2005 consiguió oficialmente el estatus de ciudad, dado que hasta esa fecha la comunidad de Escobares no pertenecía a ninguna comunidad administrativa. Se podría decir que estaba en “tierra de nadie”. Pero cuando un grupo de vecinos escuchó que Roma, la ciudad adyacente, estaba haciendo gestiones para incorporar una parte de Escobares a su territorio, las cosas cambiaron.

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Como no veían ninguna ventaja en el plan de sus vecinos, tomaron el toro por las astas. “Y por qué no hacemos nuestra propia ciudad?” se preguntaron. Y eso fue lo que hicieron. Dibujaron en un papel los límites de la futura urbe, y se dieron a la tarea de averiguar cómo se inventa una ciudad desde cero. Convocaron a los vecinos y organizaron una votación donde resultó electo el primer y único alcalde que ha tenido Escobares: Noel Escobar. “Gracias a que nos convertimos en ciudad, ahora tenemos un carro de bomberos, cinco policías y un camión de basuras”, cuenta emocionado. “Hemos conseguido subsidios y préstamos del gobierno federal para pavimentar calles y para mejorar sistemas de drenaje”. “Todo esto lo hemos logrado con nuestro propio esfuerzo”, explica el alcalde de 83 años. En Escobares se habla español, se comen tacos, se escucha música ranchera. Como si se tratara de un pequeño enclave mexicano en territorio estadounidense, donde la única frontera es un río que en la noche ve pasar sombras. Raúl Renovato, un trabajador de 31 años que llegó desde México cuando tenía apenas 6 años, vive en una de las casas tráiler en Escobares junto a su pareja y sus cuatro hijos. “Esto no es el sueño americano” dice, “Pero el que quiere progresar, progresa” Raúl trabaja en una empresa de recolección de basura en la ciudad de Roma y está a punto de montar su propio negocio de venta de hot-dogs, para mejorar el salario. “Estoy orgulloso de mi trabajo, porque es un trabajo honrado”. El mismo empleo que le permitió comprarse su casa y ponerle aire acondicionado. “Aquí lo que hace falta es una empresa grande para que tengamos trabajo”. “Me gustaría un Escobares con negocios, con empleos, con un parque, con una calle principal y con todos los servicios que necesita la gente”. “Así me imagino el futuro”.

Miguel Schmalko, asesor y ex presidente de FEBAP y CACEXMI (Federación Económica Brasil, Argentina, Paraguay y Cámara de Comercio Exterior de Misiones)

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