Brasil, Azerbaiyán y Emiratos Árabes anuncian alianza de presidencias de la COP
Emiratos Árabes Unidos, como presidente de la última Conferencia sobre el Clima COP28, y sus sucesores, Azerbaiyán y Brasil, anunciaron hoy el inicio de una alianza inédita para “mejorar la cooperación y la continuidad” de las negociaciones de las cumbres climáticas de la ONU.
Los 198 países signatarios del acuerdo final de la COP28, firmado en diciembre en el emirato de Dubai, instaron a las tres presidencias a trabajar conjuntamente en “una hoja de ruta” para contener el calentamiento global a 1,5 ºC respecto a la era preindustrial, el objetivo más ambicioso fijado por el Acuerdo de París de 2015, de la COP21.
La cuestión se presenta como un tema central de la COP29 a celebrarse en Bakú, la capital de Azerbaiyán, que debe fijar un nuevo objetivo en la ayuda financiera climática aportada por los países desarrollados, y que se verá sucedida por la COP30 de la ciudad brasileña de Belém en 2025.
Esta “troika de presidencias de la COP” debe “garantizar la colaboración y la continuidad necesarias para mantener a la vista la estrella polar de 1,5 ºC desde Bakú hasta Belem”, dijo el presidente emiratí de la COP, Sultan al Jaber, citado en un comunicado, recogido por la agencia de noticias AFP.
Los compromisos actuales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero sitúan al mundo camino de aumentar entre 2,5 y 2,9 °C en este siglo respecto de la era preindustrial, según los cálculos de la ONU.
De hecho, el umbral de 1,5 °C puede alcanzarse en el lustro de 2030-2035, según las últimas estimaciones del panel de expertos climáticos de la ONU (IPCC).
Estos científicos alertan que cada décima de grado suplementaria intensifica y multiplica los fenómenos meteorológicos extremos.
Esta alianza, según el acuerdo final de la COP28, debe “reforzar considerablemente la cooperación internacional y el entorno internacional favorable para impulsar la ambición en el próximo ciclo de contribuciones determinadas a nivel nacional”.
Con estas contribuciones, los firmantes se refieren a los planes de reducción de emisiones de cada país (NDC en inglés), que deben revisarse al alza antes de la COP30 de Belém.
En el acuerdo de la COP28 se pidió por primera vez el abandono gradual de las energías fósiles, pero no se progresó en el desbloqueo de la financiación para los países en desarrollo, un importante punto de fricción en estas negociaciones.
Aunque con dos años de retraso, las naciones ricas “probablemente” hayan alcanzado en 2022 su promesa inicial de financiar con unos 100.000 millones de dólares la lucha contra el cambio climático, calcula la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un organismo de cooperación internacional compuesto por 38 Estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales.
Pero es insuficiente: de ahora a 2030, los países en desarrollo, sin contar China, necesitarán anualmente unos 2,4 billones de dólares, según las estimaciones de los expertos de la ONU.
Para cumplir con el límite de 1,5 ºC, “será esencial establecer un nuevo objetivo en materia de financiación que refleje la magnitud y la urgencia del desafío climático”, declaró el presidente de la COP29 en Azerbaiyán, Mukhtar Babayev, quien se autodefine como un “constructor de puentes entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo”.