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La moneda única no está fácil

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Durante la reciente visita de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil a nuestro país se realizó un insólito anuncio de creación de una moneda única entre los dos países. Veamos de qué se trata:

¿De dónde surge la idea y para qué?

Lo primero que tenemos que tener en claro es para qué queremos una moneda única con Brasil, porque cambiar de moneda por cambiar lo hicimos muchas veces (Peso, Peso ley, Peso argentino, Austral, otra vez Peso, etc.) La idea es que algo mejore si cambiamos el billete, entonces veamos el caso de la zona del Euro para saber cuál sería la ventaja de tener una moneda única:

Robert Mundell y sus Áreas monetarias óptimas:

Este economista, premio nobel en la materia en 1999 (pueden conocer mejor a este economista si se lo preguntan al Sr. Google), es conocido como el padre del Euro, a partir de un paper publicado en la American Economic Review en 1961.

Entre los postulados de Mundell, el principal era:

 

  • Críticas a los tipos de cambio flexibles:

 

A pesar de haber trabajado mucho tiempo con Milton Friedman (padre de la escuela monetarista e inspirador de los Chicago-boy’s, la corriente principal entre los economistas del Gobierno argentino actual) disentía con este con respecto a la utilidad de la flotación del tipo de cambio:

Consideraba que como las crisis económicas son globales, y una devaluación no salvaba a un país individualmente (devaluar para exportar más e importar menos no tenía éxito en crisis generalizadas).

Según Mundell, el efecto de una devaluación se diluía rápidamente por la inflación que generaban las expectativas atadas a la variación del tipo de cambio ej.: si el dólar sube un 20 % voy a subir mi mercadería un 20 por ciento o más, porque los costos se incrementarán en ese porcentaje o más. Demostró que  una devaluación mejora la balanza comercial pero esto se  ve neutralizado por la salida de capitales con lo cual el país no está mejor después de devaluar (cualquier parecido con la Argentina actual es mera coincidencia).

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Además si lo que se desea es crear zonas de intercambio comercial más ágiles y fluidas, como es la intención de la Comunidad Económica Europea o el Mercosur, necesariamente los tipos de cambio deben ser fijos para evitar lo que hoy se conoce como “Guerra de Monedas” o inducir a devaluaciones para mejorar el saldo comercial de un país. Con lo cual sin un tipo de cambio fijo, que es conveniente que derive en moneda única para evitar tentaciones devaluacionistas, no se llega a consolidar un área de libre comercio lo suficientemente sólida y beneficiosa para todos sus integrantes.

 

  • Si existen desequilibrios dentro del área común, estos deberían corregirse ajustando salarios y castigando baja competitividad con bajos salarios, y no devaluando la moneda como subsidio al precio de las exportaciones.

 

De esta manera la competencia es genuina y tiende a mejorar la productividad de toda la zona bajo las mismas reglas. (Si quiero tener mejores salarios debo producir más y mejor bajo el mismo tipo de cambio). Esta condición se debe dar en un área con libre movilidad de factores (significa que trabajadores y capitales se desplazan libremente en busca de mejores salarios y beneficios, y esta movilidad equilibra las asimetrías entre los países de la zona.

 

Conclusión: Para que un bloque económico tenga éxito deben tener todos sus países miembros tipos de cambio fijos que tiendan hacia una moneda única, y libre movilidad de factores dentro del bloque para generar mayor competitividad. Esto llevará a que el bloque de países sea estable, sólido económicamente y beneficioso para todos sus miembros.

La aplicación de las ideas de Mundell las podemos observar con la creación de la Eurozona, veamos que tuvieron que hacer:

De acuerdo hito fundacional del Euro (el tratado de Maastricht de 1992); Si los países querían adoptar una moneda única, primero debían cumplir con ciertas condiciones de “convergencia” (léase coincidencia) macroeconómica, para que les sea posible adoptar la moneda sin mayores consecuencias para sus economías.

Las principales convergencias pasaban por :

 

  • Inflación: la tasa de inflación del país no debe ser superior en más de 1,5 % a la media de los tres estados miembros de la UE con menor inflación
  • El país debe haber mantenido un tipo de cambio estable sin haber devaluado por iniciativa propia.
  • El país no debe tener un déficit público  superior al 3% de su PBI
  • El país no debe tener una deuda pública superior al 60 % de su PBI
  • El tipo de interés nominal no puede ser superior en un 2% a  la media de los tres estados con menor inflación
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Comencemos por casa

Para que nuestras expectativas no sean “demasiado optimistas”, y de modo de no alargar demasiado la lectura, sólo observemos cómo está Argentina frente a la primer condición.

Como primera medida deberíamos tener la misma inflación que Brasil, veamos cómo nos va:

Mientras que la inflación de Brasil fue del 64 % acumulado en los últimos 10 años, la de Argentina fue del 318%. Solamente en el 2018 hay más de 40 puntos de diferencia lo cual haría imposible tener la misma moneda.

Veamos un ejemplo sencillo

Si en enero de 2018 un kilo de yerba costaba cien pesos reales en ambos países, a fin de diciembre en Argentina hubiera costado 147,6 y en Brasil 103,75. Entonces compramos más barato en Brasil; si, perfecto. Pero para tener dinero para comprar primero hay que vender algo, y si todo se vuelve más caro en Argentina vamos a ser un país inviable.

Conclusión

Imposible…no se puede….no está fácil mismo….tener inflación es malo, pero tener inflación y no poder devaluar para recuperar la competitividad que te quita la inflación es peor todavía (y no se trata sólo de devaluación, nos quedamos sin Banco Central y sin políticas monetarias), por lo que vamos a vivir en crisis. En fin, primero resolvamos los problemas internos y después empecemos a pensar en la moneda única. No funciona al revés sino pregúntenle a los griegos.

 

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