Promesas rotas

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Antes de subir impuestos, me corto un brazo”, gritó, desaforado, el Javier Milei candidato, mirando directamente a la cámara. Después hizo otros compromisos similares, siempre en el prime time televisivo, donde juraba que nunca, de ninguna manera, su ajuste iba a afectar a “los argentinos de bien”. Solo para la casta y los chorros, repetía. En el último debate, cara a cara con Sergio Massa, también prometió no afectar el bolsillo. Vale la pena repasar su frase: “Ustedes estuvieron mintiendo con los subsidios. Ustedes son unos mentirosos. Vos sos un mentiroso, en engañar y asustar a la gente: No vamos a tocar las tarifas, porque antes vamos a permitir que la economía se recupere y cuando se recupere, va a poder pagar esas tarifas”.

Apenas 48 horas después de haber asumido como Presidente, sus promesas quedaron en el olvido. El eje de su paquete de ajuste, anunciado de una forma muy desprolija por Luis Caputo, el ministro de Economía que aportó el macrismo, se basa en una devaluación, un brutal e indiscriminado ajuste, retenciones, la suba de impuestos y la vuelta de algunos que se habían desechado en el Gobierno anterior, como Ganancias para los trabajadores

El abanico del ajuste es enorme y todo pega en el bolsillo. La devaluación se trasladó automáticamente a los precios, que ya eran agobiantes durante el Gobierno anterior. La quita de subsidios a la energía anticipa un verano ardiente y la eliminación de los aportes estatales al transporte público se manifestará en un boletazo inevitable: las empresas advierten que el boleto liberado debe valer un dólar o dólar y medio, eso es, entre 800 y 1.200 pesos -hoy en Posadas está 150 con la SUBE-. La nafta subió en promedio 200 pesos por litro y acumula una suba del 67 por ciento en apenas cinco días. En Misiones el gasoil premium superó los 900 pesos. La costilla, que hace una semana costaba 3.500 pesos, ahora cuesta siete mil. El vacío aumentó de cuatro a ocho mil pesos. A escasos días de Navidad. 

En paralelo, según trascendió, la segunda etapa del plan de ajuste de Milei incluirá el congelamiento de salarios de los empleados públicos y el despido de al menos 263 mil estatales, el equivalente al diez por ciento de la planta total, mediante programas de retiro voluntario y freno de nuevas contrataciones. El congelamiento salarial para los empleados públicos durante el próximo año fiscal, representará un ahorro de 59 millones de dólares, más que el ajuste a los altos funcionarios, que experimentarán una reducción del 15% en sus salarios, generando un ahorro aproximado de 20 millones de dólares. También habrá recortes en pensiones y beneficios sociales para “ahorrar” 18.623 millones de dólares y el ajuste llegará al gasto en salud y educación para “ahorrar” 1.295 millones de dólares “sin afectar la calidad del servicio”. 

El paquete de medidas incluye recortes de giros a las provincias y la parálisis de la obra pública, además de la cancelación de aquellos contratos firmados que no hayan comenzado. En el mensaje grabado por Luis Caputo apenas hubo una mención para los que menos tienen: un aumento para la AUH y para el programa Potenciar Trabajo, pero que de ninguna manera compensará el impacto de los nuevos aumentos (un bono de diez mil pesos equivale a poco más que un kilo de carne).

Después, ninguna señal de aliento, ni una luz al final del túnel, siquiera la promesa de un borroso “segundo semestre”. Apenas la promesa de “meses duros” que se avecinan como inevitables. Tampoco hubo alguna mención a un ajuste que incluya a los sectores más altos de la economía. Nada que equilibre la carga con los asalariados o los que menos tienen. Justo al revés de lo que Milei prometía en campaña. Caputo por las dudas se ataja: “El plan es del Presidente”, repite. “Si nos llegara a ir bien, no será por mérito mío. Esto es cien por ciento mérito, si saliera bien, que confiamos que es lo que va a suceder, del Presidente”, proyecta. 

El plan, ultraortodoxo, no es distinto al de otros ya aplicados durante la última dictadura, por Domingo Cavallo, por la alianza, o por el propio Macri, del que Caputo fue ministro de Finanzas y responsable del endeudamiento y la vuelta al FMI. Los resultados no fueron muy diferentes. “El discurso sangre sudor y lágrimas no es un programa de gobierno”, apuntó el economista Juan Carlos De Pablo.

Llamativo es que el responsable de la deuda de más de 50 mil millones de dólares y el bono a cien años, diga ahora que recibe la peor herencia económica de los últimos gobiernos. 

Las economías regionales volverán a tributar retenciones y pagarán más que en el Gobierno anterior. En el caso de Misiones, lo mucho que el Gobierno provincial batalló para eliminarlas, lo que se consiguió el 24 de julio de este año, volvió a fojas cero. La yerba y el té, que no pagaban desde 2021, tributarán quince por ciento. El tabaco, que tributaba 12, pasará al 15 por ciento. La madera, que tributaba entre tres y cinco, pasará a quince. La madera, además, está amenazada por la paralización de la obra pública y la apertura de importaciones. La yerba, donde muchos productores se manifestaron públicamente por Milei, teme ahora una desregulación del mercado.

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El antecedente inmediato es de la última década del siglo pasado, cuando Domingo Cavallo -héroe predilecto del actual presidente-, decretó el fin de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate, lo que provocó el desplome de los precios y una enorme transferencia de recursos hacia los eslabones más altos de la cadena, estimado en no menos de mil millones de dólares. Ahora, el mismo fantasma que puede hacerse realidad en las próximas horas, cuando se conozca el DNU de desregulación de la economía que prepara Milei. El presidente interino del Instituto Nacional de la Yerba Mate, nominado el jueves, Jonás Peterson -protagonista de los tractorazos que le dieron vida al organismo yerbatero-, pidió audiencia al secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella. Desde Nación respondieron “vemos la semana que viene”. La misma respuesta enigmática que dio un poderoso industrial yerbatero cuando se le preguntó por las expectativas para 2024.

Paradójicamente el INYM tuvo una victoria simbólica en las últimas horas, cuando la Cámara Federal de Corrientes devolvió a la justicia misionera la resolución del conflicto por la resolución 170, que le ponía límites a las nuevas plantaciones. De todos modos, todo puede volverse abstracto si se avanza en una desregulación, aunque nadie tiene precisiones sobre el contenido del DNU.

La comunicación, en la primera semana de Gobierno, ha sido por demás desprolija. Además de la inexplicable demora en dar a conocer las medidas, el mensaje de Caputo contradijo los datos que difundió el ministerio de Economía. Y él mismo se desmintió a las pocas horas en una entrevista televisiva. Todas las medidas, dijo, fueron tomadas para evitar una hiperinflación. A las horas, el vocero presidencial Manuel Adorni lo contradijo: “Ya estamos atravesando una hiperinflación de 3678 por ciento”. El propio Presidente dijo minutos después que el objetivo es “evitar” una hiperinflación. Creerle a quien. 

El ajuste también tendrá un fuerte impacto en las provincias, con el recorte de los fondos discrecionales y una caída de la coparticipación por la segura caída de la actividad. 

Por coparticipación, nuestro columnista, Alejandro Pegoraro, estima que la pérdida para Misiones estimada es por $ 71.200 millones para todo 2024, lo que equivale casi a dos meses de coparticipación promedio. 

En cuanto a los fondos extra, representaron para Misiones casi un 8% de los ingresos totales del primer semestre pero, si vamos un poco más allá (acumulado a noviembre) podremos ver un poco más como podría ser el impacto del recorte en Misiones: de los $ 43.707 millones que captó la provincia en ese período por este tipo de envíos, apenas el 30% podría quedar garantizados, ya que se trata de fondos derivados de leyes cuya eliminación sería poco probable por los derechos adquiridos que surgen de esas normativas, como por ejemplo el Fondo Nacional de Incentivo Docente y el Déficit de la caja previsional provincial. 

Suponiendo una reducción del 70% de estos envíos para el 2024, se puede estimar una merma cercana a los 65 mil millones para la provincia. 

Misiones tiene a su favor el equilibrio fiscal y estar desendeudada. Hay otras provincias que ya están hoy en rojo. 

A diferencia de otros gobernadores, Hugo Passalacqua pudo anunciar la fecha del aguinaldo -el 22- y de los salarios en tiempo y forma, el próximo 30 de diciembre. De todos modos, será inevitable que las finanzas se resientan en los próximos meses. Los planes de respaldo e incentivos, que la Provincia siempre tenía a mano, deberán ser evaluados de acuerdo al caso y la necesidad del momento. El primer caído fue el Ahora Misiones +21. El comercio, que atravesaba un incomparable momento de consumo y crecimiento, ahora navega entre nubarrones. Los empresarios de la construcción, acostumbrados a las obras en diversos frentes, están ahora con los pelos de punta pidiendo algún socorro provincial. Pero las cuentas cambiaron. 

En el Gobierno evalúan que habrá que revisar prioridades, pero que la política de “cuidar y vivir con lo propio”, posiciona a Misiones en un escenario un poco más favorable que otros distritos. De hecho, la experiencia misionera marca que las cosas se pueden hacer de modo distinto para llegar a un objetivo similar.

El ex gobernador Carlos Rovira puso en marcha un proceso de desendeudamiento que alivió a la Provincia de un peso asfixiante acumulado en los 90, cuando la deuda más que duplicaba el presupuesto heredado de Ramón Puerta. 

La prioridad, desde entonces, fue cuidar las áreas sociales, la salud y la educación, a  las que año a año, se le inyectaron más recursos. No hubo ajuste social. Hoy la deuda apenas tiene peso relativo en el Presupuesto total. 

Ese modelo nutrió a la Renovación y fue ratificado cada vez que hubo que ir a las urnas para definir el rumbo. 

No es casual que Passalacqua haya sido el primer gobernador en volver después de un mandato fuera. La jura de este domingo estuvo cargada de simbolismos. Passalacqua juró ante Oscar Herrera Ahuad, flamante presidente de la Cámara de Diputados y hasta hace unas pocas horas, gobernador de la provincia. Desde el hemiciclo los observaba Rovira, mentor de la Renovación en 2003 y quien nominó a Herrera Ahuad como su reemplazo en la presidencia de la Cámara tras reconocerlo como “el mejor gobernador” del país de los últimos cuatro años. El ahora ex presidente de la Cámara, dedicará tiempo pleno a la conducción política de la Renovación Neo y a diseñar una nueva etapa que va de la mano de ella.

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La sesión de asunción de los nuevos diputados no estuvo exenta de cruces con la oposición, que inexplicablemente insistió en quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados en honor al viento de cambio en el país.

El radical Francisco Fonseca propuso a Ariel Pianesi para presidir la Cámara en nombre de la oposición. Pianesi aludió al “cambio de época” y un “fin de ciclo nacional”, como argumento para justificar su propia nominación. “La democracia tiene deudas en materia social y desde lo político. No tenemos que tenerle miedo a fortalecer la democracia desde la diversidad y las distintas opiniones, con el respeto a las minorías”, se quejó. “Si tenemos un partido único, seguramente no se llama democracia”, insistió en un evidente desdén por el voto popular, expresado el 7 de mayo. 

Por el PRO, Horacio Loreiro pidió “escuchar el mensaje del 19 de noviembre, que quiere un cambio. Por primera vez en 20 años tenemos once diputados, lo que nos lleva a pensar que debemos tener más protagonismo”, reclamó. Paradójicamente, la alianza no pudo armar un solo bloque y funciona como “interbloque”, llamado Juntos. 

Pero los representantes de la alianza Cambiemos fueron parte del “cambio” que en Misiones salió tercero en las presidenciales y quedó muy lejos en las elecciones de mayo. 

“La gobernabilidad fue ratificada en las elecciones del 7 de mayo, con más del 70 por ciento de los votos, con un gobernador, Hugo Passalacqua, un vicegobernador, Lucas Spinelli, por la confianza que nos ha dado el pueblo a través del voto. Tenemos la certeza de que la persona que va a ocupar la presidencia, va a seguir con esa misma impronta”, destacó Cesino. Por último, consideró que la nominación de Herrera Ahuad implica respetar la voluntad popular, ratificada en las últimas elecciones. 

“He escuchado hablar acá de la democracia, de los 40 años, pero desde nuestro espacio reconocemos lo que ha optado la mayoría de los argentinos. Desde Innovación Federal, con nueve diputados nacionales, el primer gesto fue dar gobernabilidad al nuevo presidente de los argentinos, despojados totalmente de intereses partidarios y minoritarios. Misiones también inicia una nueva era, en esta Cámara y en el Gobierno provincial. Eso es el comportamiento democrático”, respondió Herrera Ahuad, recién sentado en el sillón principal de la Legislatura.

El 70 por ciento de los misioneros respaldó esta propuesta”, replicó Herrera Ahuad en referencia a los diputados de la oposición. “Debemos honrar el voto de la mayoría de los misioneros. Por eso desde este lugar, convoco a todos. A los 40 diputados, en el mismo nivel de diálogo y entendimiento. Van a encontrar en mi a una persona con apertura para charlar de los temas que se propongan, en el máximo respeto, pero siempre respetando al pueblo. A la mayoría. Somos diputados de los misioneros. Nos debemos a los misioneros. Debemos trabajar por los misioneros, no por un grupo de militantes o dirigentes”, se diferenció.

Minutos después de haber sido electo como nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Herrera Ahuad, presidió la sesión en la que se tomó juramento a su sucesor: Hugo Passalacqua, un piloto de tormentas que asumió su segundo mandato, esta vez acompañado por Lucas Romero Spinelli. Sus primeras palabras fueron dedicadas al escenario nacional, que tendrá un presidente de distinto color político, otra vez, como hace ocho años. “Venimos a construir”, pero al mismo tiempo, reclamó el “debido respeto a la voluntad popular en Misiones”. 

“Haremos lo imposible para cumplir con la consigna de “primero Misiones, segundo Misiones y tercero Misiones”, como freno a la “grieta”, que “nunca va a entrar”, prometió. En referencia a la presidencia de Javier Milei, Passalacqua sostuvo que “el escenario nacional nos encuentra otra vez, como hace ocho años, intentando ser coherentes, cuando gobernamos con otro poder político”. “Nunca esta lanza -por el bastón de mando de Andresito- va a intentar trabar la rueda del carro del que está gobernando en la Nación. Venimos a construir, no a ser famosos por destruir. Seguiremos con nuestros reclamos, sí, lo haríamos con cualquier presidente. Gobernabilidad con gobernabilidad se paga. No vamos a entorpecer, pero pedimos el debido respeto a la voluntad popular en Misiones”. Gobernabilidad con gobernabilidad se paga. Misma frase. Ocho años después.

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