Hasta ahora el Gobierno de Javier Milei contaba con respaldo social y una complacencia de “los mercados” que bendijeron su llegada. Sorpresivamente, en las últimas horas algo parece haberse quebrado en esa confianza. Las señales de alarma llegaron de la mano del ministro de Economía, Luis Caputo, el “Messi de las finanzas”, cuyos mensajes cifrados parecen no haber sido del todo comprendidos. Los mercados están ansiosos por certezas que no se encuentran y reaccionaron como suelen hacerlo: resguardándose. 

Ante los principales banqueros de la Argentina, Caputo primero anunció un confuso pase de manos de la deuda estatal, que no es otra cosa que un dibujo financiero que no elimina la deuda, sino que cambia su titularidad. Un nuevo plan Bonex, como definió el consultor Orlando Ferreres. 

“Traspasar los pasivos remunerados del  BCRA al tesoro puede ser una medida correcta en términos de aclarar las cuentas, pero en rigor no hace desaparecer la deuda.  Solamente la cambian de un lugar a otro. La deuda deja de estar en  cabeza del BCRA y ahora pasa a estar en cabeza del tesoro.  La duda que surge es: ¿Cómo va a hacer el tesoro para pagar los  intereses de la deuda que ahora le transfiere el BCRA? Respuesta: con emisión  monetaria. Es decir, volvemos al punto de partida”, marcó el analista Roberto Cachanosky.

“Mi impresión es que la política económica ha entrado en una zona  de incertidumbre para los agentes económicos que no saben cuándo  se va a levantar el cepo, qué van a hacer con tipo de cambio y  cuán sostenible es el superávit fiscal. En esta segunda etapa, el gobierno va a tener que empezar a  mostrar resultados más concretos para salir del cepo. Mientras esté el cepo, no habrá crecimiento en base a inversiones. Puede haber  algo marginal, pero no un aluvión de inversiones a pesar del RIGI”, proyectó.  

En la misma dirección apuntó Fausto Spotorno, quien fue conferencista invitado por la Confederación Económica de Misiones en la tarde del viernes, como antesala de la premiación de jóvenes empresarios misioneros. “Todo lo que viene ahora es mucho más delicado”, anticipó el economista. 

El economista que forma parte del grupo de asesores de Milei cuestionó las escasas precisiones de la conferencia de prensa de Caputo: “El mercado financiero esperaba algo más”. 

Spotorno admitió que no sabe cuándo se saldrá del cepo, pero dijo que, inevitablemente, si se apuran los tiempos, se forzará una devaluación. “Las condiciones óptimas para salir del cepo no se van a dar nunca. No hay solución óptima”, explicó. 

En el mileísmo duro ya se habla de una inevitable reestructuración de los pasivos argentinos, como única forma para cumplir con el anhelado fin del cepo cambiario. 

Las dudas crecieron cuando el ministro, en el afán de calmar las turbulencias iniciales, presentó las proyecciones económicas, con una promesa de crecimiento pero un dato llamativo: proyecta una inflación para este año de 139,7 por ciento, lo que equivale a decir que el proceso de contracción de precios se terminó: desde diciembre la inflación acumulada es del 71,9 por ciento -falta la de junio, que cálculos privados estiman en 5,5 por ciento-. Con esos datos, se anticipan meses de alta inflación, lo que, al mismo tiempo, diluye uno de los pocos “éxitos” del Gobierno, que era contener la suba de precios. Al mismo tiempo, se ponen en jaque todas las otras variables económicas, con el dólar como principal ariete. La presión por una nueva devaluación se hará insoportable. Un escenario que trae más dudas que certezas. 

En el mercado leyeron las proyecciones de Caputo como un espejo de aquella fatídica conferencia de prensa que protagonizó el propio Caputo el 28 de diciembre de 2017 y que provocó el derrumbe del plan económico de Mauricio Macri. En ese momento se  cambió la meta de inflación proyectada inicialmente por el Banco Central. El entonces ministro de Finanzas de Macri estaba acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, el primero en ser eyectado cuando el plan económico comenzó a derrumbarse. 

Sturzenegger volvió a ponerse el traje de protagonista. El autor de la ley Bases original, asumió el viernes con amplias facultades como ministro de Desregulación. Nadie puede esconder el potencial choque con Caputo. Sturzenegger llega con ánimo de revancha y planes distintos a los de Caputo. 

La desconfianza de los mercados no es el único dato político saliente. El ex presidente Mauricio Macri, uno de los principales promotores de la llegada de Milei al poder, comenzó a tomar distancia. Primero fue un mensaje solapado en reclamo de que el Presidente cumpla con la promesa de mejorarle la coparticipación a Capital Federal, gobernada por el Macri primo. “El sacrificio que están haciendo los argentinos requiere de un gobierno ejemplar”, disparó Mauricio. 

Después forzó la ruptura del PRO al rechazar una fusión con la Libertad Avanza, promovida por Patricia Bullrich, quien hoy se exhibe como lugarteniente de Milei. La ministra de Seguridad se fue de la cumbre partidaria en medio de abucheos del macrismo duro. 

El ex presidente entiende que si Milei se fortalece, su espacio de poder se diluye -ya no tiene rivales de peso en la interna, con el corrimiento de Bullrich y el ostracismo de Horacio Rodríguez Larreta-. Por eso rechazó la fusión y prepara listas propias para el 2025. La estrategia se hizo explícita con la advertencia que hizo Martín Yeza, el bendecido por Macri y flamante presidente de la Asamblea partidaria: el diputado nacional anticipó que si el PRO deja de colaborar con el Gobierno “se pondría peligrosa la situación en la Argentina”. Si esa amenaza la hiciera otro partido de la oposición, la tensión sería mayúscula. Pero pinta el cuadro de situación. 

Esa ruptura de Macri con Milei desnuda también las tensiones hacia dentro de lo que fue la alianza Cambiemos, que ya no existe más, al decir del senador Martín Goerling, uno de los primeros anotados en las filas libertarias. ¿Qué pasará ahora si hay guerra fría? En Misiones el macrismo y el radicalismo se embanderaron con el mileísmo. Se verán forzados a redefinirse. Y en el macrismo ya no quieren tener socios radicales, a quienes atribuyen la responsabilidad en la apabullante derrota del año pasado. 

Del otro lado, la Libertad Avanza fortalece relaciones institucionales con el Gobierno provincial. El gobernador Hugo Passalacqua será uno de los que firme el Pacto de Mayo en Tucumán y hay una fluida relación de gestión, particularmente desde la llegada de Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete. Esa fluidez política puede fortalecerse de cara a las legislativas del año próximo. Las certezas que ofrece la Renovación son mucho más útiles que la diáspora opositora.

Misiones será una de las primeras provincias en reactivar la infraestructura pública, con el objetivo de recuperar el empleo en la construcción. De once mil registrados el año pasado hoy apenas hay cinco mil en actividad. La prioridad es reactivar ese empleo. 

También se trabaja junto al Gobierno nacional en fortalecer nuevas líneas de créditos con el Banco Nación para diversos sectores económicos. Misiones ya tiene varias líneas en marcha con el Banco Macro y se trabaja en los detalles de los acuerdos con la banca pública. Según trascendió, habrá créditos para grandes inversiones por 40 millones de dólares, que la Provincia quiere usar para estimular la energía a base por biomasa, además de la provisión de gas. El sector turístico recibiría un paquete de cuatro mil millones, con hasta cien millones por empresa. También habrá nuevas líneas para el sector yerbatero y el tealero, además del forestal. 

La producción es prioridad para la Provincia. Es uno de los sectores económicos donde está creciendo el empleo a pesar de la crisis que atraviesa el mercado yerbatero tras la desregulación del mercado impuesta por el DNU del presidente Javier Milei. Son intensas las gestiones para revertir el derrumbe de los precios, pero la llegada de Sturzenegger, con la misión de seguir profundizando la desregulación, pone paños fríos a esa búsqueda. Por eso la Provincia busca caminos alternativos. Uno de ellos es financiar el acopio de materia prima, con la garantía de Warrants que permitan fortalecer el precio de la hoja verde, hoy está por debajo de los 300 pesos. 

El sector productivo refleja las profundas diferencias entre modelos políticos. La Renovación busca fortalecer la convivencia entre la producción y el cuidado medioambiental con la prohibición del uso de agrotóxicos. La oposición, sin plan alternativo, desnudó este jueves en la Legislatura, todas sus miserias. Abiertamente pidieron reformar la ley de bioinsumos para seguir usando glifosato, un agroquímico denunciado por sus efectos cancerígenos y contaminante de suelos y agua. Las encendidas defensas del glifosato de los diputados del PRO y el radicalismo son llamativas y contradicen investigaciones profundas realizadas por dirigentes del partido centenario bastante antes de que naciera la Renovación. Parecieron más destinadas a agradar a las principales cámaras empresarias vinculadas con el sector productivo y a un puñado de manifestantes frente a la Legislatura, algunos de los cuáles siquiera eran productores. 

El diputado Juan José Szychowski fue el primero en responderles: “Cuando se fumiga con glifosato, se contamina el suelo, las napas de agua, las vertientes y los ríos”. 

“Nos sentimos orgullosos cuando miramos Misiones desde el aire y vemos nuestra provincia verde. Esto es resultado de una política y una visión a largo plazo. Misiones sin ninguna duda se encamina a ser la primera provincia de producción orgánica de Argentina. El mundo nos reclama, nos pide productos sanos y naturales. La producción orgánica se está imponiendo en el mundo y cada vez es más demandada”, recordó. La posición tiene sustento. El mundo demanda cada vez más -y paga mejor- por productos sin agroquímicos.

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