Invertir en infraestructura, clave para una gestión de agua eficiente

Los pronósticos climáticos para el verano proyectan un panorama de precipitaciones y temperaturas superiores a las normales en el norte de Santa Fe y la región del NEA. Frente a este panorama, desde el INTA Reconquista destacan la necesidad de invertir en la infraestructura necesaria para el buen funcionamiento de los sistemas de captación, almacenamiento y distribución de agua. Las claves para aprovechar al máximo la situación climática favorable y asegurar este recurso tan escaso.

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La problemática del acceso al agua es una realidad en poblaciones rurales ubicadas en la mayoría de las zonas semiáridas de llanura del país. En especial, en la región de la llanura centro norte del país -este de Salta y Santiago del Estero, y centro y oeste de Formosa, Chaco y Santa Fe- que recibe entre 400 a 900 milímetros de precipitación media anual. Se trata de 25 millones de hectáreas que concentran menos de 0,02 habitante por km2 y cuyas condiciones socioeconómicas son desfavorables, principalmente, por la falta de acceso al agua.

Las precipitaciones registradas desde octubre confirman la llegada del fenómeno climático El Niño, lo que implica la probabilidad de ocurrencia de lluvias por encima del promedio histórico a escala regional. En consecuencia, se espera una recuperación progresiva en la recarga de los acuíferos, el llenado de represas y la recuperación de los aljibes. Frente a este pronóstico, desde el INTA Reconquista, Santa Fe, destacan la importancia del buen mantenimiento de los sistemas de captación, almacenamiento y distribución de agua para garantizar su disponibilidad para consumo humano, producción ganadera y la agricultura.

Para Mario Basán Nickisch –especialista del INTA Reconquista, Santa Fe–, “con sustentabilidad y eficiencia se puede realizar una utilización racional de los recursos naturales” y, en este sentido, ponderó la divulgación de tecnologías apropiadas para un uso eficiente de agua en ambientes rurales, en contexto donde aseguró que “el 75% del país es semiárido a seco y el mayor condicionante que tenemos es obtener agua subterránea de calidad y a una profundidad adecuada para el bombeo”.

Una alternativa sustentable es manejar correctamente el agua de lluvia para el consumo humano. Eso significa garantizar la cantidad necesaria almacenándola limpia y conservándola de esa manera hasta su tratamiento microbiológico con tecnologías blandas para que el agua sea segura para la ingesta de las personas.

En este sentido, Basán Nickisch, propone utilizar los sistemas de captación de agua de lluvia (SCALL) en lugares donde el agua subterránea o superficial tienen exceso de sales o elementos tóxicos como el Arsénico. “Si pensamos en agua para consumo humano, y la disponibilidad de agua, subterránea o superficial, no es de calidad, una alternativa válida es implementar los Sistemas de Captación de Agua de Lluvia. Excepto donde llueve escasos milímetros o nada. Allí es válido pensar en destiladores solares, ya probados por INTA”, señaló.

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En los sistemas SCALL, el agua es captada a nivel de techos de instalaciones edilicias mediante canaletas y tubos que la guían a un tanque o cisterna, pasando antes por un filtro que retiene los elementos que condicionan su adecuado almacenamiento que la limpia. Para garantizar su correcto uso, debe estar en óptimas condiciones antes de las precipitaciones. “Con los pronósticos de lluvias a corto plazo, eso no es complicado. Todas las partes deben tener un correcto mantenimiento, y las canaletas, filtros y depósitos deben estar limpios”, aconsejó Basán Nickisch.

Con tratamientos adecuados, con tecnologías blandas, el agua es segura para el consumo humano: “con el agua almacenada limpia, hay que realizar los tratamientos microbiológicos propuestos por INTA: Hervido del agua, dosificación con lavandina o tratamiento de rayos ultravioletas del sol (SODIS)”. Cualquiera de estos tratamientos está probado por el INTA y garantizan el consumo de agua segura para las personas. Debemos tener en cuenta los parámetros del Código Alimentario Argentino, que garanticen agua segura para el consumo, es decir, que las personas puedan consumirla sin riesgo de enfermarse.

Y agregó: “Hablar de acceso al agua significa hacer referencia a perforaciones, pozos calzados, represas, aljibes, lo cual debe ir acompañado de controles de calidad química y microbiológica, para garantizar agua de calidad durante todo el año para los diferentes usos”.

Eso se complementa con mecanismos de bombeo, que siempre alentamos a que se hagan con energías renovables, sin descartar los convencionales, donde los molinos de viento y las bombas con energía solar están probados y adaptados sus usos”.

En todos los sistemas, para consumo humano, agrícola o ganadero, contar con depósitos nos garantiza tener reservas de agua para contrarrestar días sin viento, poca radiación solar o desperfectos mecánicos en los mecanismos de extracción.

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Para el uso en ganadería y agricultura, el profesional del INTA Reconquista remarcó la importancia de “cosechar agua de lluvia de manera eficiente y almacenarla ya sea en superficie o en profundidad recargando acuíferos”. Esto es considerado por el técnico como una “estrategia superadora”, incluso cuando el agua subterránea esté condicionada en calidad por el exceso de sales o elementos tóxicos para ser usada de manera directa, proponiendo una mezcla apropiada para potenciar el volumen y la calidad del agua final lograda.

La calidad de agua para la producción animal fundamentalmente dependerá de saber qué tipo de animales van a abrevar. Hay tablas orientativas para determinar parámetros óptimos de producción basados en las sales totales, cloruro de sodio, sulfatos y magnesio.

En el caso de que el agua de lluvia sea deficiente en sales para ganadería y se desea usarla directamente, Basán Nickisch aconsejó consultar con un veterinario para saber si se debe suplementar con Fósforo, Selenio, Cobre y/o Cloruro de Sodio. Y, a su vez, será conveniente que el veterinario consulte a un agrónomo acerca del aporte de minerales que proporcionan las pasturas o dieta que tengan los animales, para evaluar si realmente es necesario realizar la suplementación con minerales, de qué tipo y en qué dosis.

Para su uso en riegos, se deben seguir las recomendaciones actuales de la FAO y del RIVERSIDE. Fundamentalmente, tener en cuenta la conductividad eléctrica del agua, el calcio, magnesio, sodio, la conductividad eléctrica del suelo, el tipo de cultivo y el tipo de riego que se piensa utilizar.

Desde INTA siempre se propone el uso sustentable y eficiente de los recursos naturales y, en este caso, del uso de los recursos hídricos, planificando su uso y las inversiones a corto, mediano y largo plazo.

Todo lo expresado permite la disponibilidad de alternativas de acceso al agua a nivel predial para las diferentes demandas, teniendo en cuenta los ambientes, con eficiencia productiva, respetando los ecosistemas.

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