Soja, propinas y recesión

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“Yo sé que esa desesperanza existe, que hubo un impacto sobre los salarios. Por eso, lo primero que le quiero recomendar a la clase media y media-alta es que dé propinas y changas, aunque le cueste. Hay más de dos o tres millones de personas que viven de eso, y a veces, cuando nos ajustamos, lo primero que hacemos es dejar de dar propina, y es ahí cuando cortamos un círculo, un esfuerzo solidario como el que se hizo con los cartoneros en 2001”, implora, con rostro adusto, Elisa “Lilita” Carrió, la principal aliada del presidente Mauricio Macri.
Curioso modo el de Carrió para expresar su solidaridad. La propina siempre es de arriba hacia abajo y no cambia sustancialmente la situación de quien la recibe. Está apenas por encima de la limosna, que mantiene el estatus quo, pero calma las conciencias de los dadivosos.
La apelación esconde, sin embargo, algunas otras consideraciones. Carrió pide que sea la “generosidad” la que brinde contención social a quienes están padeciendo las consecuencias del modelo económico que impone el Gobierno del que ella es pilar insustituible. Y, sin querer, emparenta al momento político con el 2001, cuando la crisis hizo eclosión después de dos años de gobierno de otra alianza que también integró y que terminó en fuga en helicóptero. El país quedó devastado. La pobreza y el desempleo fueron la pesada herencia, con consecuencias que se perciben hasta ahora en un círculo doloroso. La acumulación de deuda, la especulación financiera y el sometimiento a las políticas dictadas por el Fondo Monetario Internacional son otros factores comunes.
Carrió parece tener algún drama oculto con el radicalismo. Alfonsín la había definido como la gran enemiga. Ahora volvió a burlarse de los correligionarios. Aseguró que “la alianza está asegurada” porque “los radicales van a hacer lo que nosotros digamos”.
El radicalismo recogió el guante y acusó a la blonda de “debilitar” la alianza “en momentos difíciles para el país”. Todo muy vintage, sin Chacho Álvarez.
Para más coincidencias con aquellos años aciagos, el Gobierno suspendió el desfile por el día de la Independencia. “Por cuestiones presupuestarias” no habrá muestra militar, dice el ministerio de Defensa para disimular el descontento entre las fuerzas por el exiguo aumento del 8 por ciento ofrecido. En 2001 también De la Rúa había suspendido el desfile militar del 25 de mayo por temor a los abucheos. “No hay clima social para el desfile”, fue el argumento de entonces.

La de Carrió no es la única mirada alarmante entre quienes se asumen amigos del Gobierno. El empresario Cristiano Rattazzi, firme defensor del modelo económico, pronosticó que “para mayo terminará la recesión y vamos a estar mejor”. Mayo de 2019.
Hasta entonces, habrá pérdida de empleo “en algunos sectores”, porque “no puede uno atarse a un empleo que quizás es obsoleto”. “La fiesta la tiene que pagar alguien”, insiste el “Tano” a quien en el Gobierno le reconocen su sinceridad.
Pero esa “sinceridad” contradice el discurso oficial. Nadie reconoce oficialmente que el país esté en recesión y en todo caso, le atribuyen las dificultades al “shock externo”. Ninguna responsabilidad.
“Sé que a muchos les está costando, sé que muchos están poniendo el hombro, pero este es el camino”, señaló Macri en la reapertura de un frigorífico en Santa Fe.
“Nos tenemos que sacar de encima a aquellos que de forma mafiosa nos complican el trabajo a todos”, dijo el Presidente al ratificar el modelo. “Estamos en el rumbo correcto y vamos a avanzar contra viento y marea”, insistió.
Mientras tanto, la volatilidad de los “mercados” y la permanente sangría de divisas, continúa sin cesar. Las medidas tomadas por el Gobierno no logran calmar la voracidad financiera y la (poca) credibilidad de los funcionarios alienta las más variadas especulaciones. Saciar a los mercados es, sin embargo, la preocupación central del Gobierno. Todas las medidas están dadas para complacerlos. Emergen, junto al campo, como únicos ganadores en una balanza que se inclina demasiado y deja del otro lado a gran parte de la Argentina.
El propio presidente Mauricio Macri se muestra garante de las ganancias del “campo”, que ha abonado el terreno para su triunfo electoral. Pero el campo no es el mismo en toda la geografía. La soja no es lo mismo que el tabaco. Mientras el Presidente les prometió a los sojeros que no volverán a aumentar las retenciones, el ministerio que conduce el ex Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere ratificó la desaparición del monotributo social, que beneficia a unos 20750 misioneros.
Los primeros, según Agritrend, una de las consultoras más respetadas del sector agrícola, tendrán una campaña con un valor de exportación de u$s30.550 millones.
Esto implicaría u$s 6.700 millones por encima del valor del ciclo que ya concluyó, equivalente a un salto de casi 30%, gracias a la devaluación.
Los segundos, unos 50 mil productores en todo el país, verán desaparecer un beneficio que les garantizaba jubilación y obra social para ellos y sus familias. Solo en Misiones, 10.250 titulares del monotributo social y 11.500 adherentes, deberán ahora pagar por la obra social 268 pesos cada uno. Una familia tipo tendrá que pagar mil pesos por mes. En total, 5,5 millones de pesos mensuales. Una propina en comparación con el volumen de ganancias de los sojeros. Es, básicamente, una redistribución de ingresos a la inversa, desde la chacra al Estado.
Pero la decisión política está tomada “en el marco del ajuste del déficit fiscal”, insisten en la secretaría de Agricultura de la Nación. Es tanta la desproporción que los mismos diputados de la alianza Cambiemos en Misiones se vieron obligados a acompañar un reclamo a la Nación para que la medida no se haga efectiva. “Somos de Cambiemos y defendemos las políticas económicas, pero en este caso advertimos que no es una medida feliz”, reconoció Jorge Ubaldo Ratier Berrondo, actual presidente del PRO, al acompañar las protestas impulsadas por el partido Agrario y Social.
De cualquier modo, Jerónimo Lagier, coordinador provincial de la Secretaría de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial, expresó que “el Monotributo Social Agropecuario es un ciclo cumplido” y convocó a que “los productores se acerquen a realizar la actualización de sus datos ya que de no hacerlo podrían empezar a generarse deudas”.
Lagier aseguró que “este pasaje del Monotributo Social Agropecuario al Monotributo Social, además de permitir una mayor eficiencia en el uso de los recursos, permitirá transparentar el sistema ya que se detectaron muchos beneficiarios que no lo utilizan, muchos que no facturan y una enorme cantidad que no pertenecían al sector. Ejemplo de ello, el caso de 350 taxistas en Formosa y un sinnúmero de proveedores de servicios”.
Con el cambio, el Gobierno se ahorraría 360 millones por año. En intereses de Lebac, se van más del doble por día.
La diferencia de criterios dentro de Cambiemos Misiones se hace evidente entre los PRO puros y los radicales que no se cuadran. Formalmente el radicalismo parece ser el mayor defensor del modelo. Pero puertas adentro, las críticas se hacen oír y algunas grietas se hacen visibles.
El economista Federico Villagra abandonó el equipo del converso Gustavo González y podría armar una línea interna propia. El eldoradense que pidió no ver videos de Alfonsín en la Legislatura, no tolera escuchar críticas a la alianza. Villagra era uno de su equipo que públicamente había comenzado a esbozar críticas al rumbo económico.
Macri parece lejano a las demandas de los sectores más postergados y blindado a las críticas. Esta semana volvió a cuestionar a la oposición. “Les pido que en vez de pedir soluciones mágicas, nos digan qué van a hacer para ayudarnos”, exigió.
Nadie pide soluciones mágicas, pero también es cada vez menor la voluntad de ser arrastrado por el modelo. Incluso dirigentes propios toman distancia de las políticas de ajuste y exigen que la Nación y los propios den el ejemplo con el recorte del gasto público.
El gobernador Hugo Passalacqua planteó públicamente la necesidad de que se discutan los subsidios al agua y la luz que reciben Buenos Aires y Capital Federal gracias a los recursos de todas las provincias.
“Al país lo salvan las provincias”, indicó el misionero después de participar de una presentación de la fundación Observatorio Pyme, junto al flamante ministro de Producción, Dante Sica y el dueño de Techint, Paolo Rocca.
“Los índices de pobreza del NOA o el NEA no son porque la gente del norte no quiere trabajar sino porque hay una aspiradora del puerto de Buenos Aires que viene de la época de la colonia y que hay que redefinir”, argumentó Passalacqua.
Hasta ahora el esquema de ajuste recae casi con exclusividad en las provincias, mientras que el Estado nacional y los sectores financiero y agrario, emergen como intocables.
Las provincias apuntan a revisar el Pacto Fiscal sellado en diciembre pasado. Pero no porque estén en contra de lo firmado, sino porque se transformó en letra muerta a poco de firmarse. El punto clave es que las compensaciones a las provincias por la pérdida de recaudación estaban garantizadas por un crecimiento de la economía del 3 por ciento. Con suerte este año habrá crecimiento. Sería un milagro llegar a ese piso. “El Pacto Fiscal está muerto”, definió un ministro provincial. Y no le falta razón. Todas las variables pensadas hace seis meses fueron arrastradas por el tsunami de la corrida financiera y la inflación que se disparó en los últimos meses (en junio la suba de precios en Posadas fue del 4 por ciento) y superaría largamente el 30 por ciento anual.
Es tal el cambio de las reglas de juego que en la primera proyección del presupuesto que hizo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no hay un valor promedio del dólar. Simplemente no se sabe cuánto valdrá el año que viene.
Los “errores” de la política económica generan cada día más rechazo. Las encuestas muestran un descontento creciente y hasta los operadores políticos de Cambiemos se despegan. Columnistas como Julio Bárbaro y Beatriz Sarlo firmaron duras columnas. “Me avergüenzo de haber votado a Macri”, dijo el pensador peronista. ¡Que cambie Cambiemos”, disparó la ensayista. Son expresiones que se reflejan, silenciosas, en la mayoría de las encuestas, incluso en la ciudad de Buenos Aires, cuna de su poder político. El malhumor creciente obligó a suspender los timbreos, marca registrada de la campaña electoral del gobierno.
“Casi un 66% de argentinos manifiesta con claridad que se sienten defraudados con Mauricio Macri. Solo el 26,7% se sostiene como núcleo duro de respaldo al presidente, señaló el consultor Gustavo Córdoba.

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La pérdida de confianza obedece a promesas que no se cumplieron y algunos retrocesos que se hacen cada día más evidentes. La promesa de pobreza cero mutó en cuotas adeudas a comedores escolares y la creación de empleo en amargas cuotas de despidos que no encuentran más justificación que cumplir con un plan diseñado para responder a las demandas del FMI.
En Misiones se sienten algunas consecuencias de la caída económica. Junio cerró con una caída del 22,4 por ciento en los patentamientos de cero kilómetro en relación con el mismo mes del año pasado y de 22,1% respecto a mayo pasado. Es una señal clara de desaceleración de la economía.
Solo el orden en las cuentas públicas y finanzas ordenadas permiten que la economía no caiga en una depresión. El esfuerzo privado también acompaña y por ello Misiones es una de las pocas provincias en las que bajó el desempleo en la primera parte del año. El interrogante es que sucederá en la segunda parte, cuando se perciban a pleno las consecuencias de la corrida financiera y la devaluación.
Lejos de políticas de ajuste y especulación financiera, Misiones redobla la apuesta por la inclusión en la educación. La escuela de Robótica -y sus enseñanzas- estarán al alcance de la mano de los estudiantes de las Escuelas de la Familia Agrícola.
El presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, creador de la escuela de Robótica, señaló que “los tiempos de crisis permiten centrarnos en la educación y, a través de ella, aprender”.
El conductor de la Renovación consideró que la modalidad de los institutos EFA “debería ser ampliada, en el país y en nuestra provincia, siguiendo esa experiencia entre la escuela y la chacra”.

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