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El censo 2022 confirmará a Misiones entre las diez provincias más pobladas de la Argentina, una tendencia que fue consolidándose con el paso de los años y que agudiza la incongruencia de los escasos recursos que recibe en comparación con provincias vecinas. Misiones hoy tiene más población que Chaco y Corrientes y casi triplica a Formosa. Será la novena provincia más poblada y la tercera del Norte Grande. Lo mismo sucede con la economía: Misiones es la octava y supera a buena parte de la región, pero recibe coparticipación como si fuera la provincia 18 o 19. El peso relativo de la provincia creció mucho más rápido que las respuestas políticas, que siguen estancadas y concentradas en el centro del país, epicentro de las desigualdades.

El énfasis puesto en el reclamo de Misiones tiene que ver con eso. En una reciente entrevista con una radio porteña, el gobernador Oscar Herrera Ahuad aseguró que el sistema de reparto “es totalmente injusto para Misiones por lo que genera la provincia”. 

Al mismo tiempo, cruzó a Horacio Rodríguez Larreta por el reclamo de más recursos a la Nación para financiar las operaciones de la Policía de la ciudad porteña. “Si por el traspaso de la Policía, vos tenés que darle plata, quien me da plata para pagarle a la Policía de Misiones o qué diferencia hay entre la Policía de Misiones y la de Capital Federal. ¿Cuál es el justificativo? Escuché por ahí a dirigentes decir que “ahora no vamos a poder hacer más obras”. Pero pará. Ese dinero no era para obras. Era para la policía”.

El dinero al que se refiere fue generosamente dado por el ex presidente Mauricio Macri al intendente porteño. Después se redujo cuando asumió Alberto Fernández, lo que motivó el reclamo de Horacio Rodríguez Larreta ante la Corte Suprema. Los gobernadores estiman que hay 500 mil millones en juego. Y el federalismo. 

Para tomar dimensión del despropósito, vale el ejemplo de la Policía de Misiones, que usó Herrera Ahuad. ¿Por qué el sistema debe financiar a una policía y no a todas? Pero también alcanza con mirar otros números: la Policía Federal tiene 34.000 agentes y un presupuesto en ejecución de 70.000 millones anuales. La Capital Federal reclama 112.000 millones para 19.000 agentes.

La misma diferencia abismal se puede detectar en el transporte público, que fue protagonista esta semana con un nuevo paro en reclamo de salarios similares a los de Capital Federal, pero que las empresas provinciales no pueden afrontar. 

Después de las quejas de los gobernadores, Nación lanzó un fondo “compensador” para los primeros meses del año: hasta fines de abril se giraron $5.865,2 millones (61,09% del total asignado por la resolución) y restaba aún el pago del saldo restante (por $3.734,8 millones). Pero el AMBA, que tiene tiene un sistema paralelo, ya captó en ese mismo período, cerca de $48 mil millones. Nada cambia. 

Para colmo, el ministro de Economía, Martín Guzmán pretende manotear los recursos que se giran a las provincias para cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional -nada nuevo bajo el sol- y ya tiene un borrador de recorte de subsidios. Las provincias, nuevamente, pierden en el reparto, pero son incluso más castigadas aquellas que tienen sus cuentas en orden, como Misiones. 

Cambian los gobiernos, no cambian las formas. El de Alberto tiene rasgos llamativamente parecidos con el de Mauricio Macri. Y en algunos pasajes, son idénticos. Ambos relatan los problemas que acucian a la sociedad como si no fueran meros espectadores y no responsables directos por los cambios o la ausencia de ellos. 

“Anoche tuve una larga charla con Luis Pagani y le explicaba que teníamos que hacer algo para evitar la suba de los precios de los alimentos”, contó el Presidente, sobre su diálogo con el CEO de Arcor, una de las compañías que mayores ganancias obtuvo en medio de la pandemia: 7 mil millones repartió en dividendos. Ese “teníamos” es de una llamativa superficialidad, mientras que la Argentina está sufriendo un proceso inflacionario que destruye el poder adquisitivo. 

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Mientras se pierde tiempo valioso en esa exasperante búsqueda de “consensos”, la incertidumbre aqueja a quienes no llegan a fin de mes. En definitiva, el Presidente está para tomar decisiones, aunque éstas traigan consigo conflictos. La decisión más a mano, admite el propio Alberto Fernández, es la aplicación de retenciones a las exportaciones, pero a pesar de su pedido al Congreso, sus propios ministros lo desconocen. Guzmán no quiere y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez lo desafió:  “De ninguna manera se van aumentar las retenciones ni enviar un proyecto de ley”, tuiteó el titular de la cartera agraria mientras presentaba el programa ganadero en Córdoba. 

Ese estado de asamblea estudiantil permanente, abona el terreno para la oposición que se envalentona ante la pasividad: “¡Dejen de joder al campo y a los que laburan! Háganse cargo de su ineptitud para resolver los problemas. De ninguna manera vamos a acompañar una suba de retenciones”, advirtió el diputado macrista Diego Santilli. 

Pero las retenciones no son más que una herramienta que el propio Macri aplicó, “como último esfuerzo” cuando “no había otro camino”. Fue por decreto y no sólo al campo, sino de todos los bienes e incluso de los servicios. “No había pandemia, ni guerra en Europa, ni altos precios de los commodities. Hablemos de ineptitud”, retrucó Roberto Arias, secretario de Política Tributaria del Ministerio de Economía de la Nación.

De todos modos, se trata de una especulación. El Gobierno no tiene los votos en el Congreso y nadie cree que haya plafón para un decreto. La asamblea estudiantil sigue deliberando, pese a la peligrosa cercanía del tiempo de elecciones, como reconoció en Corrientes el veterano Agustín Rossi: “Cristina hizo un aporte enorme cuando dijo que lo que está pasando es un debate interno. Bienvenido el debate. Pero no hay que olvidarse que estamos gobernando y no podemos estar en 2023 con este debate”. 

El debate está consumiendo tiempo valioso para conseguir resultados. La inflación es el principal problema no resuelto y opaca otros datos positivos, como la recuperación del empleo, la industria o las exportaciones. Ahora Guzmán absorbió la secretaría de Comercio Interior, que seguirá a cargo de Roberto Feletti, para coordinar acciones que mitiguen la suba de precios. Es una muestra de respaldo del Presidente, pero al mismo tiempo, ahora será el mismo ministro el que deba asumir la responsabilidad si los resultados siguen sin aparecer. 

Pese a todo, la oposición no está capitalizando la crisis interna del oficialismo, sumada en sus propias guerras intestinas, que enfrentan a todos contra todos ante la amenaza emergente de un Javier Milei que se los puede llevar puestos. 

En Cambiemos arrecian las internas y están todos embelesados en su propia búsqueda de espacios en las listas principales. Macri, Larreta, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, junto a Miguel Pichetto, son los que quieren ponerse el traje de candidato principal. 

Macri presentó un nuevo gurú comunicacional que advirtió que la idea del “cambio” hoy está representada por Milei y no por la alianza Juntos, a cuya mesa de decisiones ahora se sumó oficialmente Ramón Puerta. 

Esa fuga de votos desespera al macrismo, cuya oferta es esencialmente la misma que en 2015, cuando llegó al Gobierno con promesas que no sólo no se cumplieron, sino que arrojaron resultados diametralmente opuestos: crisis feroz, inflación récord y pobreza y desempleo por las nubes. 

Las mismas ideas con otros nombres. María Eugenia Vidal vendrá este lunes a Misiones a presentar el Centro de Estudios Federales del PRO, un think thank para reflotar proyectos en las provincias, profundizar el debate en torno de una agenda del federalismo, planificar inversiones con criterio federal y evaluar el presente y futuro del régimen de coparticipación. La paradoja es que durante la gestión Cambiemos, la propia Vidal y Larreta fueron los únicos beneficiados en el reparto de obras y recursos. En contraste, durante los cuatro años, el Plan Belgrano, pensado para el Norte Grande, apenas alcanzó un 45 por ciento de ejecución. En Misiones el programa estaba bajo el ala radical, y apenas culminó obras ya empezadas, prometió otras que nunca comenzaron y obvió las fundamentales, como el gasoducto del NEA, paralizado durante el macrismo. 

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Esa ausencia de resultados es la que emparenta al Frente de Todos con el macrismo. Y por eso mismo crece la opción Milei. El desencanto agita fantasmas de una irrupción a lo Bolsonaro, sin ataduras ni mochilas. Milei teje su armado con esa premisa y con diálogo abierto. 

El uso de la boleta corta debe leerse en ese escenario. La autonomía que tiene Misiones hoy obedece a la carencia de ataduras en lo nacional y un mandato que emerge de la sociedad que respaldó las políticas en terreno. La identificación y la búsqueda de soluciones en el “misionerismo”, se refleja en el respaldo que obtienen los principales dirigentes renovadores que pueden formar parte de la propuesta política en 2023. 

El rumbo sostenido en cuatro o cinco ejes cuyos resultados están a la vista, marca la amplia distancia entre la Renovación y los aspirantes del Frente de Todos y Cambiemos. Misiones es una de las pocas provincias que sigue invirtiendo en materia sanitaria y aprobando leyes que amplían el acceso ciudadano a una mejor salud. El desarrollo de las políticas de innovación y acceso tecnológico se convierten también en un baluarte que seduce fronteras afuera. Herrera Ahuad estuvo en San Pablo con ejecutivos de la multinacional Hyundai para sondear el posible desembarco de la automotriz en el Parque Industrial de Posadas. Podría ser una revolución laboral: en San Pablo tiene dos mil empleos directos. Es clave la formación de los jóvenes en robótica y áreas conexas. Misiones está en el podio de provincias con mayor crecimiento relativo de empleo en la industria del software. Misiones hoy cuenta con 88 empresas de base tecnológica y una alta participación en las capacitaciones para programadores ya que la salida laboral es inmediata. Según el estudio nacional, se crearon 232 empleos en la industria del software dentro de la provincia. En la charla que dio la multinacional Globant en Posadas, la asistencia sobrepasó todas las expectativas: 300 jóvenes ávidos de aprendizaje. 

En San Pablo, Herrera Ahuad mantuvo también un diálogo mano a mano con Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil asistió a la principal convención de supermercados de Latinoamérica y allí tuvo un tiempo para el encuentro con el mandatario misionero, con quien habló sobre políticas de integración regional y la concreción del puente San Javier-Porto Xavier. Tomaron nota el embajador en Brasil, Daniel Scioli y el ministro de Economía del vecino país, Pablo Guedes. 

Los 1,3 millones de misioneros que posiblemente aparezcan en el censo, tienen por ley garantizado el acceso al servicio de salud, cualquiera fuera su condición económica. Desde la gestión hasta la adultez mayor. Lo mismo los pequeños productores yerbateros, que tienen el acceso a la obra social con respaldo del Estado y del Instituto Nacional de la Yerba Mate. El sector tealero comienza ahora a querer imitar el proceso de la yerba: algunos productores plantean avanzar con la corresponsabilidad gremial para mejorar las condiciones de los trabajadores rurales en una producción que es la segunda exportadora en volumen, pero que no tiene un universo tan amplio de productores. Hay consenso en dar ese paso, lo mismo que con la yerba mate y el sector forestal, según lo expresado en la segunda reunión del Consejo AgroIndustrial de Misiones, que reunió a más de 50 representantes de las principales cadenas productivas de la provincia, que, como nunca antes, discuten en una misma mesa problemas y soluciones. 

Hubo coincidencia entre los empresarios en que la situación de Misiones se distingue de otras latitudes y están dadas las condiciones para sostener el crecimiento. Pero también se repitieron las demandas -más y mejor energía eléctrica y combustible- y especialmente, preocupaciones: una inflación alta y un dólar bajo, que conspiran contra la competitividad interna y externa.

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