Dejó la fotografía para instalar un hospedaje para motociclistas que recorran las rutas misioneras
Moto Posadas se gestó con esa idea de promover ese espíritu de camaradería, además de dar respuesta a una problemática que ella mismo, como motociclista, tuvo que afrontar.
En las rutas es normal cruzarse o ser cruzado por comitivas de dos, tres o más motociclistas, montados en grandes vehículos, capaces de realizar largas distancias y cargar varios kilos de equipaje. Esta legión de viajantes son reconocidos en todo el mundo, al punto de inspirar a himnos del rock como Born to be Wild de Steppenwolf, a ser protagonistas de películas como Easy Rider, hasta Los Simpson los homenajearon en un capítulo, donde ponderaron una característica común, que predomina sobre el resto: su espíritu de camaradería.
Esto fue lo que la motivó a Tatiana Lencina a crear un albergue para que otros motoqueros tengan un lugar donde descansar, con un espacio cómodo, confortable y seguro para sus móviles, algo que no es tan fácil de conseguir. Se trata de Moto Posadas, una propuesta de hospedaje orientada a este público en particular, con un fuerte sentido de pertenencia.
“La idea surge por la falta de lugares que sean específicos para motociclistas, con la idea de compartir y de tener un lugar cómodo para descansar”, dice la impulsora del emprendimiento que se ubica en el barrio El Palomar de Posadas. “Hay una cierta solidaridad entre los motociclistas, que te contactan por hospedajes y uno le va diciendo toda la información que tiene”.
Emplazado a metros del centro posadeño, la propuesta busca ofrecer a estos viajantes una base estratégica para descansar, conocer la ciudad, las ofertas gastronómicas que tiene y, así, continuar su viaje. “Consulta gente de Buenos Aires, más que nada, a veces alguno que va a Iguazú y hace parada o tal vez alguno que tuvo un desperfecto técnico en la ruta y se lo asiste, además de que tiene un lugar para descansar”, detalla.
La posada cuenta con un espacio común con mesas, sillas, una heladera y cocina para cocinar. También posee un pequeño patio con espacio verde, una parrilla, un lavadero para la ropa con sus respectivos tender, en caso de que los viajantes queden varios días. “La idea es que se sientan como en su casa o un lugar familiar, que de eso se trata; poder llegar, bañarse, limpiar sus cosas y descansar, para luego continuar viaje”, explica Tatiana.
Tatiana proviene de una familia donde la motocicleta era sinónimo de arma mortal, por lo que de muy joven no se le pasaba siquiera por la cabeza, ingresar a ese mundo. Años después de comprar su primera moto, una Corven 110 cc, por necesidad de transporte, hoy forma parte de su estilo de vida. “Marcó un antes y un después en mi vida, con mi primer moto hice un viaje a Oberá, luego la vendí y con los años llegó la YBR”, recuerda.
Fotógrafa, Lencina trabajó muchos años en diferentes lugares, empresas y en la administración pública, siendo el único lugar donde realmente se sentía o permitía ser ella misma, arriba de las dos ruedas en la ruta.
“Las sensaciones de ir en moto, donde se crean “pensamientos” y otros se los que se lleva el viento mientras conducís; se creab buenas amistades, que te dejan los km recorridos y todo el abanico de emociones que te produce la aventura de salir”, detalla y agrega que “la libertad es algo que atesoraré y quiero transmitir a quienes aun no se deciden, que se animen y viene de alguien que se crió con la idea de que las motos eran peligrosas”, manifiesta.
Moto Posadas se gestó con esa idea de promover ese espíritu de camaradería, además de dar respuesta a una problemática que ella mismo, como motociclista, tuvo que afrontar. Con precios que van desde $3.000 pesos por noche, el hospedaje abre sus puertas a ese pueblo motoquero que busca un lugar donde descansar y sentirse hermanado.
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