El enfoque global

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Los números definitivos que van apareciendo de lo que dejó 2020, ubican a Misiones como una de las pocas provincias en las que la crisis económica no se profundizó desde la recesión arrastrada de los dos últimos años de Cambiemos. Los números de la Agencia Tributaria sorprendieron por su magnitud pero también por la enorme distancia que marcó con otras provincias, incluso las más “grandes” como Córdoba, Buenos Aires o Capital Federal. La recaudación propia de 34.226 millones de pesos, 80,96 por ciento por encima de todas las provincias y casi 50 puntos arriba del promedio nacional. En Ingresos Brutos, el IVA local, Misiones le sacó más de 25 puntos a Córdoba y más de 30 a Santa Fe y CABA o 50 a Capital Federal. 

Esos indicadores se evidencian en otros datos que colocan a Misiones en el lado positivo de la balanza. El mercado automotriz nacional, paralizado en los meses iniciales de la pandemia, finalizó con un total de 342.474 patentamientos, lo que implica una caída de 37,4 por ciento promedio en relación con 2019. Misiones fue la segunda provincia con menor caída -con una recuperación exponencial de ventas desde el segundo semestre-, con una baja de apenas 14,7 por ciento, 22,9 puntos porcentuales por debajo del promedio. Solo La Pampa tuvo una situación mejor, con una caída de 10,2 por ciento. 

En Misiones en diciembre se patentaron 302 vehículos, contra 626 de noviembre. En el acumulado anual, fueron 5.248 unidades, contra 6.155 de 2019.

Ese indicador de consumo se sostuvo especialmente por las unidades de alta gama. Pero hay otros que también robustecen la economía provincial. El consumo de yerba mate, aún sin los datos de diciembre, marcan una retracción del consumo de solo 3,7 por ciento, mucho menos que otros productos de la canasta básica. En cambio, los paquetes al exterior crecieron 4,48 por ciento, lo que ahora se traducirá en más ingresos por la eliminación de las retenciones de las economías regionales. La yerba y el té tendrán “ingresos extra” por cerca de 500 millones. 

La recuperación acelerada de la economía provincial tuvo como protagonista central al cierre de las fronteras. Los recursos se quedaron y circularon. Posadas vive una temporada de consumo inédita que comenzó después de los primeros dos meses de la pandemia. Hoy la ciudad tiene nuevos comercios e inversiones inmobiliarias que van a la par de una intensa gestión municipal que abarca a cada uno de los rincones capitalinos. 

La recuperación obedece también a las políticas públicas que apuntalaron el consumo en los momentos críticos y que inyectaron recursos directos en los sectores más vulnerables. El doble juego de cuidar la economía y la salud fue fundamental para no perder el paso. 

De todos modos, el gobernador Oscar Herrera Ahuad y el equipo económico siguen insistiendo en la necesidad de que la economía misionera cuente con herramientas más sólidas y no dependan de un cierre de frontera o de la fluctuación del tipo de cambio que suele hacer más competitivos a Brasil o Paraguay. Las negociaciones se mantienen constantes, aunque en las oficinas porteñas siguen atendiendo el tema con la misma displicencia que otros gobiernos. 

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, respondió a una consulta de la periodista Eugenia Rossano sobre el veto presidencial a las ilusiones misioneras: “Se está trabajando en una agenda con los distintos sectores donde se apunte a la competitividad, especialmente de las pymes para acompañarlos con créditos, con subsidio de tasas a los créditos, y con medidas impositivas si hicieran falta”. Sabor a nada, pero bienvenidos sean, pero no es lo que pide Misiones ni lo que necesita. El Proyecto Misiones es mucho más profundo que eso. 

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Las asimetrías federales e internas se reflejan en los sucesivos aumentos del combustible que impone la petrolera estatal YPF. Siete desde agosto. Tres desde los últimos días de diciembre. El precio de la nafta premium superó los 90 pesos en el interior de la provincia y está en promedio tres pesos más caro que Posadas e incluso un poco más que la Capital Federal. No hay equidad cuando los costos del sector productivo son más altos que los del centro porteño, que además goza de mejor infraestructura, logística y servicios. No se corrige eso con créditos o subsidios, sino con una política federal de fondo que por ahora solo aparece en la retórica pero no en la agenda de prioridades del Gobierno nacional. 

La eterna distorsión de los precios es un problema que impacta de lleno en el bolsillo de los misioneros y presiona a buscar oportunidades en otras latitudes. Los datos de la inflación marcan que el NEA cerró con una inflación de 42,2 por ciento, bastante por encima del promedio nacional y de las otras regiones. Diciembre fue el peor de los últimos quince meses y el NEA fue la única región del país que superó los cuarenta puntos. 

Los alimentos tuvieron un incremento del 9,1%, y en ese marco, solo en diciembre las carnes subieron 20 puntos. No hay federalismo si no se corrigen esas diferencias. Los mayores aumentos registrados en el mes de diciembre 2020 en el NEA, estuvieron en “Gasto de prepagas” (+13,6% por actualización de tarifas) y en “Alimentos” (sin incluir bebidas no alcohólicas) que creció un 9,6%, con fuerte empuje de la carne. En lo específico a los alimentos y bebidas no alcohólicas, en el mes de diciembre los “Carnes y derivados” tuvieron el mayor incremento del mes en el NEA con un impactante 20,5%, seguida por las frutas que crecieron 7,2%. En Misiones, si no hubiera intervenido el Estado con el Ahora Carne de fin de año, los números hubiesen sido incluso peores.

Ese es el rol clave que juega el Estado misionero. Intervenir,respaldar, empujar donde haga falta. Sin dudas el turismo de Puerto Iguazú es el sector más golpeado por la pandemia y todavía sin ver la luz al final del túnel. Por eso Herrera Ahuad anunció ahí un enorme paquete de asistencia directa mientras gestiona la continuidad de los ATP para tres mil trabajadores y paga con recursos propios una asistencia a los autónomos. La política turística nacional está enfocada en Mar del Plata y que no haya nada cerrado pese a los casos de coronavirus. La distancia entre uno y otro punto turístico no es solo geográfica. 

Pasan los años, pero la agenda del Gobierno nacional sigue siendo central, impuesta por la política y los medios instalados cómodamente en Capital Federal. A falta de temas y en plenas vacaciones, el debate ahora es si las clases se iniciarán de modo presencial o no. La apuesta es de Cambiemos, que mientras estuvo en el poder no hizo más que recortar el presupuesto educativo, pero hasta el presidente Alberto Fernández salió a prometer que habrá presencialidad en marzo. 

¿Habrá presencialidad? Nada indica que las condiciones epidemiológicas sean muy distintas a las actuales y en Misiones se preparan para un sistema mixto entre la presencialidad rotativa y el uso de la virtualidad. Pero hoy nada garantiza que la presencialidad no expondrá a chicos y familias a contagios evitables. 

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La agenda de la política muchas veces choca con la realidad. Y muchas veces toma distancia de las necesidades reales de la sociedad.

El paquete presentado por el Gobernador ante el intendente Claudio Filippa y empresarios del sector es compacto, con medidas para reactivar la economía y generar empleo a través de la obra pública y otras para estimular el turismo. 

Habrá aportes no reintegrables para el pago del Impuesto Provincial Automotor para más de 210 taxistas de Iguazú, por casi tres millones; préstamos de 20 millones del Fondo de Crédito de Misiones para más de 100 emprendedores locales; otros por 30 millones a tasa cero del IFAI a pagar en 36 meses y con un año de gracia para comerciantes y prórroga y refinanciación de facturas de energía eléctrica. 

También se anunció la ampliación por tres meses del programa de Precompra exclusivo para el sector turístico de Iguazú, por 20 millones mensuales.

Habrá también un exclusivo Ahora Iguazú, para potenciar el consumo de locales y visitantes e inyectar un poco de optimismo en los comercios. 

Al mismo tiempo se lanzará un paquete de obras para embellecer la ciudad y mejorar su infraestructura sanitaria. Iguazú contará con dos hospitales, uno destinado especialmente al turista. 

Esa mirada focalizada es la que sostiene Herrera Ahuad sin desatender lo macro. Si bien es cierto que la economía crece y que hay sectores con viento a favor, no es menos cierto que tantos otros están a merced de la falta de empleo o de recursos escasos para parar la olla. El Estado debe estar ahí cuidando a los más vulnerables. El coronavirus por estos días dejó de ser apenas un número en una estadística para convertirse en un rostro cercano, conocido o familiar. No todos están en las mismas condiciones ni sanitarias ni económicas para hacer frente a la enfermedad. 

La apertura de un centro de diagnóstico rápido y gratuito en el hospital Madariaga es un detalle no menor para atender una demanda creciente desde mediados de diciembre. Son cientos de personas los que acceden a un test que en el sector privado cuesta más de cinco mil pesos depende del lugar. Es un doble beneficio, para el paciente, pero también para el sistema de salud que puede determinar la evolución de los contagios. 

La presencia del Estado en la protección de la salud no es “normalidad”, aunque debiera serlo. No abundan centros de diagnósticos gratuitos y a demanda. Siquiera abundan sistemas de salud pública que garanticen asistencia a la población. Solo hay que mirar a los vecinos, que se enorgullecen por “economías libres” y sin restricciones. En Paraguay no alcanzan las camas en el peor momento de la pandemia, con Encarnación como el punto neurálgico del crecimiento de los contagios. En Brasil hay pedidos de juicio y cacerolazos ante un impasible Jair Bolsonaro que sigue con la cantinela: “Todos vamos a morir”. Basta escuchar al gobernador del estado de Sao Pablo, João Doria: É o fim do mundo. Ese o fim do mundo. Não ter oxigênio para bebê? É uma irresponsabilidade do governo Bolsonaro’. En Manaus, uno de los principales estados brasileños, literalmente no hay oxígeno para atender a los pacientes afectados por una agudísima segunda ola de coronavirus. La paradoja de la política es que Brasil podría terminar importando ese insumo fundamental de la denostada Venezuela del régimen de Nicolás Maduro.

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