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Las primeras horas del nuevo año encuentran a Misiones en un escenario distinto al del resto del país. La economía durante el año de la pandemia y con las fronteras cerradas, tuvo una reacción épica y cerró el 2020 con buena parte de los sectores en alza y con números inéditos, muy superiores a los dos años finales de la gestión Cambiemos, cuando la recesión asomaba y la inflación marcaba récords. 

Esa misma autosuficiencia pone a Misiones ante su primer desafío para 2021: cómo sostener la tendencia alcista de la economía una vez que se abran las fronteras con Paraguay y Brasil y vuelvan a ofrecerse atractivas las asimetrías de siempre. Hay un dato a favor. Misiones impuso en la agenda nacional la necesidad de atender la realidad adversa de las economías de fronteras, en la que la tierra colorada es única por su enclave en medio del gigante brasileño y la tierra guaraní. No hay otra provincia con esa particularidad. 

El planteo, puntilloso y contundente, fue entendido por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán. El veto que sepultó las esperanzas misioneras en el Presupuesto que ya está en vigencia, no fue por falta de argumentaciones misioneras, sino por el cambio de contexto entre el primer avance en la comisión de Presupuesto de la Cámara baja a lo que finalmente fue aprobado en la ley de Leyes. Por eso hay una hendija para seguir negociando, aunque en el Gobierno provincial no quieren caer en la tentación de ser optimistas para no volver a sufrir de decepción. Lo positivo es que la mesa de discusión sigue abierta.

Las fronteras cerradas fueron el mejor laboratorio para comprobar lo que desde hace décadas se sostiene: con las condiciones adecuadas, la economía misionera puede competir en igualdad de condiciones contra el acoso brasileño y la flexibilidad paraguaya. Los diez mil millones de pesos mensuales que se detectaron extra en el comercio minorista y mayorista son una muestra cabal de que, sin esos contendientes directos, los resultados son otros. Los diez mil millones registrados a mitad de año se repitieron más o menos en forma similar hasta el fin de año. La recaudación de la Agencia Tributaria de Misiones con un récord inédito e inesperado en tiempos de pandemia. Son apenas reflejo de una economía que fue atendida  en forma cuidadosa para evitar el colapso que vaticinaba lo desconocido de la pandemia. 

La buena administración, distinta a otras latitudes que desatendieron el virus o abrieron de forma descontrolada sus actividades, permitió a Misiones terminar como la segunda provincia con menor cantidad de casos, aunque con una curva en drástico crecimiento en los últimos meses, producto del relajamiento de vastos sectores de la sociedad. El resultado no es menor. Al mismo tiempo, en las fronteras se acumulan 1,5 millones de contagios. 

La vacunación que se inició sobre el filo del cierre de 2020 trae esperanzas para comenzar el 2021 con una mirada más optimista. Misiones se prepara para recibir la segunda tanda de vacunas y seguir con el operativo para cubrir todo el personal médico para después pasar a la población común. 

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El trabajo en equipo y el conocimiento de años de gestión ponen a Misiones en la primera línea del plan sanitario. La sintonía fina se traduce en gestos. El presidente de la Legislatura, Carlos Rovira invitó al ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, a recibir el 2021 en tierra colorada. El titular de la cartera sanitaria vino con su familia y un documento esperado por la Provincia: la resolución que habilita a comenzar la producción de cannabis medicinal para los pacientes que necesitan de ese medicamento. Misiones podrá además comercializar la producción. 

En los últimos meses la economía misionera evidenció una curva ascendente que es envidia de otras provincias. Varios meses consecutivos de crecimiento de la demanda de cemento para la construcción, un mercado automotriz que no da abasto para cubrir la demanda, sobre todo en la gama alta (Misiones cerró el 2020 como la segunda provincia donde el mercado cayó menos después de la parálisis impuesta por la pandemia, mientras que el promedio nacional fue de un desplome de 37,60 por ciento, de todos modos menos que el 42,7 por ciento del último año de Cambiemos). Según los datos oficiales solo en Posadas se crearon ocho mil puestos de trabajo durante los meses de la cuarentena y la producción recuperó mercado interno y externo, de la mano de un inesperado boom forestal que hoy paga al contado y tiene demanda comprometida hasta por lo menos mediados de año. 

El año 2021 se inicia con una buena noticia para las exportaciones locales: el Gobierno nacional decidió eliminar las retenciones a las economías regionales y los productores se ahorrarán por lo menos 500 millones de pesos, especialmente en la yerba mate y el té. 

 La yerba pagaba 3 pesos por dólar exportado, además del 12 por ciento de tributo. El té, tres pesos por dólar exportado. El tabaco quedó ahora en 12 por ciento de retenciones, con un límite de 4 pesos por dólar. La citricultura quedó con un límite del 5 por ciento de impuestos.

Sostener ese nivel de actividad será uno de los principales desafíos para la política económica. El gobernador Oscar Herrera Ahuad ya marcó el camino: el Estado seguirá con la intervención directa a través de la continuidad de los programas Ahora, que inyectan recursos al consumo, el comercio y la mesa de las familias.  Según los últimos datos oficiales, los distintos programas Ahora rindieron 1.539,4 millones de pesos entre noviembre de 2019 y octubre, con un notable repunte en el mes de junio, cuando fueron relanzados por Herrera Ahuad en medio de la pandemia. Esos programas cuentan con una militancia empresaria que se evidenció con el mismo entusiasmo en el proyecto Misiones que se frustró en el Congreso.  

Esa unidad es fundamental. La sinergia público-privada está aceitada como nunca para sostener la economía interna.

El primer año de gestión de Herrera Ahuad, en el peor de los últimos años a escala global, es una de las materias que se evaluarán en las elecciones legislativas. Los temas misioneros serán, nuevamente, decididos por los misioneros. 

El objetivo de la Renovación será retener y ampliar las bancas legislativas y ratificar a sus mejores figuras en la gestión. 

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La discusión por carriles distintos tiene su explicación. La agenda nacional sigue concentrada en tópicos que no necesariamente se extienden hasta la tierra colorada.  

La administración de Alberto Fernández cerró el año con buenas señales que le avizoran algo de optimismo. Argentina entró al pequeño lote de países donde ya se está vacunando para frenar el coronavirus. En el Congreso se aprobó la legalización del aborto, dándole aire a un oficialismo que en los últimos meses había dado señales de extenuación. Las encuestas marcaban un declive de la imagen presidencial casi al mismo nivel que la de Mauricio Macri, que exhibe más negatividad que miradas positivas. Según la última encuesta de la consultora Taquion, seis de cada diez evalúan de forma negativa a Fernández y 5,2 por ciento no descarta votar a la oposición. La grieta sigue ahí. “La pandemia, los problemas acarreados de gestiones anteriores y los errores no forzados, arrojan un balance negativo. Aún quedan tres años de gestión – casi una eternidad en un país tan dinámico- y esto implica un gran desafío: gobernar ante una sociedad descreída de la política como herramienta de cambio social”, señala el estudio. 

He ahí donde la ley del aborto legal trajo aire fresco. Años de lucha femenina por la ampliación de derechos se sintetizaron en ese 38 a 29, más amplio de lo esperado. No fue un mérito exclusivo del Gobierno, sino de una lucha que atravesó partidos políticos y clases sociales durante décadas. Pero sí puede anotar como un activo la gestión Fernández el haber vuelto a impulsar el debate parlamentario y sostenerlo con énfasis, a diferencia de 2018, cuando Macri abrió el debate pero terminó cerrando acuerdos políticos con el ala celeste y desinfló expectativas. Es, en definitiva, una ampliación de derechos y que otra cosa, sino, es la política. 

Casi al mismo tiempo que se aprobaba en el Senado el aborto legal, en Diputados se convertía en ley la nueva fórmula de las Jubilaciones con una ecuación que conjuga índice salarial con otras variables y hace a las actualizaciones mucho más previsibles y sin tanta presión sobre la devaluada caja pública. 

La economía en la nueva normalidad implica un orden casi olvidado por el desbarajuste de la gestión Cambiemos que terminó en un desbocado endeudamiento y el país nuevamente sometido a los dictados del Fondo Monetario Internacional.

Diciembre cerró sin novedad y se aplacó la fiebre del dólar. Hasta la inflación habrá bajado 20 puntos desde el récord de 2019, pese a una inédita emisión que obliga a revisar los manuales de la ortodoxia. Una respuesta de Martín Guzmán, el debutante ministro de Economía, marca ese contraste: “Nosotros no hacemos hincapié en que hay un nuevo Fondo, lo que hay es un nuevo Gobierno. Hoy conducimos nosotros y no vamos a hacer nada que se desvíe de defender los intereses del pueblo”.

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