Treinta pinceladas

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Necesitábamos un cambio de aire que el Gobierno de Macri no nos podía dar, porque no salían de su estructura. Alberto está haciendo lo que la gente quiere, que es que haya plata en la calle. Bastaba ver antes de Navidad el mejor movimiento en lo económico. Ahora ir a Paraguay es imposible”, definió un empresario líder de Posadas sobre el primer mes de gestión de Fernández. 

Esa, cuenta, es una visión compartida por otros colegas, que, de todos modos, siguen sin recuperan rentabilidad y no confían demasiado en los primeros pasos del nuevo Gobierno. 

El interrogante es extendido. Las primeras grandes decisiones estuvieron enfocadas en aliviar la fiebre del dólar, acomodar algunas variables para mitigar la inflación y calmar la parálisis económica con la inyección de dinero a través de bonos o la tarjeta alimentaria. Necesarias medidas, pero escasas dada la enormidad de la crisis heredada. 

Fernández se declaró “contento” por haber avanzado en el ordenamiento de “cuentas” y aseguró que “esta vez no las van a pagar los que menos tienen”.

Es cierto que todavía no se perciben transformaciones sustanciales, pero el clima es mucho más normal que en las postrimerías del Gobierno anterior. 

Esa calma contrasta con el discurso esgrimido por los voceros de Cambiemos que auguran en los próximos meses “todo estará peor”. La apuesta opositora es que el Gobierno no logre negociar con el Fondo Monetario Internacional, pero la nueva presidenta, Kristalina Ivanova Gueorguieva, no parece estar demasiado interesada en trabar las  negociaciones. 

La sucesora de la buena de Christine sorprendió con un documento en el que defiende la “progresividad” fiscal como una herramienta para combatir la desigualdad. 

Para abordar la desigualdad es necesario replantear el problema. Antes que nada, en lo que se refiere a políticas fiscales y tributación progresiva. La progresividad de los impuestos es un aspecto fundamental de una política fiscal eficaz. Nuestras investigaciones muestran que en el segmento superior de la distribución del ingreso es posible elevar las tasas marginales de impuesto sin sacrificar el crecimiento económico”, señaló la economista. Es lo mismo que intenta aplicar (y convencer) Alberto Fernández. 

Esa batalla es central y eclipsa otros problemas del país. Hasta ahora no hubo señales claras hacia las provincias y las economías regionales. El dólar alto frena la salida de divisas y de turistas y Misiones se beneficia especialmente por el impuesto del 30 por ciento, aunque hay sectores de la economía que no encuentran sosiego. 

Por eso, el gobernador Oscar Herrera Ahuad apuesta a la gestión permanente, prácticamente sin descanso en estos últimos treinta días. Mantuvo reuniones con el Presidente y mano a mano con media docena de ministros, con la visita a la tierra colorada del de Turismo y Deportes, Matías Lammens el año pasado y el de Salud, Ginés González García, el viernes en Puerto Iguazú. 

La vuelta de Ginés es doblemente simbólica. La Argentina vuelve a tener un ministro de Salud y el Estado vuelve a tener presencia activa en un área tan sensible. Solo basta el ejemplo de las 750 mil vacunas recuperadas de la Aduana, donde estaban archivadas por falta de pago, pero también sirve la lucha presencial contra el dengue o la decisión de ampliar las inversiones en el Instituto de Enfermedades Tropicales, donde, justamente, la ciencia pretende combatir la expansión de las enfermedades de este pedazo del mundo.

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La semana que viene estará marcada por la visita de Daniel Arroyo, quien el jueves vendrá a Misiones a presentar la tarjeta Alimentaria, que -al igual que el programa Hambre Cero- servirá para comprar alimentos para quienes poseen una Asignación Universal por Hijo o cualquier otro plan de la Anses. 

En paralelo, la primera cuota del bono anunciado por Herrera Ahuad, también significará una inyección directa a la economía local. 

Herrera Ahuad también cumplió su primer mes de gestión. Conocedor de las principales demandas de la sociedad, no necesitó tiempo para “ponerse al día”, sino que desde el minuto cero encabezó él mismo las reuniones centrales y le imprimió meticulosidad a cada decisión, marcada por “prudencia y sentido común”, como definió uno de los principales hombres del Gabinete. 

Los nuevos rostros en sillones calientes como Rentas, Desarrollo Social o Energía, encajaron con naturalidad en el esquema de trabajo junto a los más experimentados. Es cierto que los números de la Provincia permiten cierta holgura de la que no gozan otras provincias agobiadas por el endeudamiento o la parálisis económica.

Pero la Provincia también requiere respuestas de la Nación. Una de las negociaciones abiertas es cómo recuperar unos 750 millones de pesos perdidos entre septiembre y diciembre por la eliminación del IVA a algunos alimentos y los cambios en Ganancias, pensados para sumarle algunos votos al ex presidente Mauricio Macri. También se requiere asistencia de Nación para sostener congeladas la tarifa eléctrica social y los boletos del transporte urbano. El Gobierno de Fernández se comprometió a revisar subsidios para las provincias -ya los garantizó para Buenos Aires y Córdoba- y las provincias esperan que lleguen los fondos que permitan aliviar también al ciudadano alejado del centro del país. 

El intendente de Posadas, Leonardo Stelatto confirmó la adhesión al congelamiento de las tarifas del transporte público en una sintonía fina con el Gobernador. El alcalde capitalino también tuvo unos intensos primeros 30 días. Obsesivo, está en cada detalle y quiere que su impronta se note rápido. Sus colaboradores aseguran que no hay tiempo para relajarse. 

En las provincias la realidad es disímil. Hay varias que están agobiadas por la crisis -cinco gobernadores pidieron asistencia financiera- y otras un poco mejor. Lo cierto es que la ley de Emergencia Solidaria votada a pedido no derrama en todo el territorio y casi todo lo recaudado irá a Nación. 

El turismo sintió el primer impacto positivo del cepo ultra hard: la salida de turistas fue la menor en cuatro años y la caída interanual alcanzó el 3,1%. 

En Misiones el impacto también es positivo, con mayor demanda hotelera y un promedio de siete mil visitantes diarios a las Cataratas del Iguazú, cuando en una temporada normal el flujo es de cinco o 5.500 visitantes. Pero eso no se traduce en rentabilidad por los altos costos operativos y porque el Gobierno provincial buscó convencer a los privados de aplacar aumentos de temporada para aprovechar la oportunidad y que la ganancia esté en el volumen a lo largo del tiempo. El turismo puede ser una “aspiradora de dólares”, pero para eso hay que cuidar la industria y aprovechar el veranito del dólar alto que blinda las fronteras, pero atrae a visitantes.

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“Hoy se están viendo algunos síntomas de reactivación, débiles, pero importantes en el escenario. En el consumo, inversiones posibles a través de la baja de la tasa de interés. Si se sigue esta línea y hay reestructuración de la deuda, podemos cerrar un mejor año”, proyecta el secretario de Hacienda de Misiones, Adolfo Safrán.

Para que eso suceda, el Estado provincial sostiene los principales lineamientos de la política económica. Se confirmó la continuidad de los programas Ahora y pese a la caída del Consenso Fiscal, no habrá aumentos de impuestos para la actividad comercial o productiva. Pese a que la provincia quedó habilitada a revisar las alícuotas para los impuestos a las exportaciones, no habrá ningún cambio para las pequeñas y medianas empresas. Hoy se es Pyme hasta con una facturación de 2130 millones de pesos -en promedio de los tres últimos años- y en Misiones son pocas las empresas por encima de ese tope. Exportadoras, Arauco sería la única alcanzada por una eventual imposición. 

En la misma línea, el director general de Rentas, Rodrigo Vivar aseguró que “Misiones va a mantener las alícuotas y las valuaciones” de los impuestos provinciales. 

El funcionario sostuvo que la actividad lleva 19 meses consecutivos de caída y como consecuencia, hay una caída en la recaudación, pero descartó subas de impuestos por la caída del Consenso Fiscal.

La certeza que dio el equipo económico dejó tranquilos a los empresarios misioneros que están intentando tomar aire en medio de una recesión que permanece inmutable. 

En cambio, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa presidida por Gerardo Díaz Beltrán, presiona para conseguir que las economías regionales no sufran la suba de retenciones. El misionero se lo planteó al ministro de Producción, Matías Kulfas, pero hasta ahora no hay respuesta positiva. En el caso de Misiones, la suba afecta solo al tabaco, que pasó de cinco por ciento a nueve, mientras que las otras producciones que van al exterior, como la yerba, el té o la madera, se quedaron anclados en cinco.

Pero ningún sector saldrá a flote sin una economía estable. Para eso será fundamental que el Gobierno logre una renegociación exitosa de la deuda y que haya un derrame en la economía real. El veranito se siente en la calle y los síntomas de reactivación son positivos, pero apenas pasó un mes de una nueva política que recién da sus primeras pinceladas.

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